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El error presidencial y la guerra fría oficialista que complican las aspiraciones de Evópoli PAÍS

El error presidencial y la guerra fría oficialista que complican las aspiraciones de Evópoli

Los últimos ajustes que el Presidente Sebastián Piñera realizó a su gabinete, si bien trajeron aciertos, también rompieron con la regla implícita de los equilibrios políticos entre los partidos en el seno del Gobierno, una situación de la que son conscientes en La Moneda y que saben que deben reparar. El premio que recibió Evópoli, al copar los dos ministerios más fuertes –Interior y Hacienda–, no solo profundizó los problemas de convivencia interna, sino que además la figura del jefe de la billetera fiscal, Ignacio Briones, y su arremetida liberal, provocaron una operación interna en la derecha que busca recuperar el control y liderazgo a través de las fuerzas más conservadoras del equipo ministerial.


Si el ascenso a la cúpula gubernamental de Evópoli ya se había transformado en un dolor de cabeza en la interna palaciega, por no respetar la representatividad de la coalición al menos en el comité político, el destacado rol que ha asumido el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, profundizó los resquemores provenientes no solo de los dos partidos más grandes de la coalición –RN y la UDI–, sino también del mundo conservador del oficialismo, que vio cómo en manos del jefe de la billetera fiscal, de a poco, fueron perdiendo terreno.

La determinación del Mandatario en medio de la crisis de «ablandar» el rostro de La Moneda con las salidas del entonces ministro del Interior, Andrés Chadwick,  y la llegada a dicha cartera de Gonzalo Blumel, o la instalación de Karla Rubilar en el sillón de la Segegob que ocupó la actual ministra de Deportes, Cecilia Pérez, si bien obtuvo el resultado esperado de inmediato –según consignaron en el Gobierno– de bajar la temperatura de la calle, terminó siendo para el trabajo diario un arma de doble filo.

Al interior de Chile Vamos coincidieron en que la aparición de un liderazgo como el del ministro Briones fue uno de los principales aciertos del sector liberal del conglomerado. La jugada de romper con la estructura institucionalizada de los Chicago Boys en el Ministerio de Hacienda fue reconocida como una “medida audaz” del Presidente Sebastián Piñera, pero en Palacio estaban al tanto de que sí o sí “traería serias consecuencias”.

Las declaraciones de Briones al tomar al modelo político-económico de Nueva Zelanda como una meta a lograr y su abierto respaldo al cambio constitucional –a pesar del llamado presidencial de mantenerse al margen–, han hecho que su figura sea una de las que despierta más anticuerpos en la derecha. Se ha llegado a bromear con que hay algunos sectores que “tienen pesadillas” con el ascenso que ha tenido el jefe de la billetera fiscal, que –según sus compañeros de partido– ha “eclipsado liderazgos como el de Felipe Kast y hasta al ministro Blumel”.

[cita tipo=»destaque»]Todo este despliegue está mediado por una estrategia más profunda desde los dos partidos anclas de Chile Vamos, RN y la UDI, los que, respondiendo a su “llamado histórico”, buscan convertirse en las colectividades centrales del nuevo ciclo político, neutralizando a otras fuerzas del sector, como Evópoli. Desde sus bancadas reconocieron que ambas tiendas «pueden representar a todo el marco político”, que tienen figuras como el timonel Mario Desbordes, que “puede sentarse a negociar y dialogar con la oposición sin problemas” y, al mismo tiempo, liderazgos como el de Allamand y el de la presidenta del gremialismo, Jacqueline van Rysselberghe, que representan a un sector ligado a la derecha más tradicional del país. “No nos falta nadie”, recalcaron.[/cita]

La razón de la molestia entre sus pares de conglomerado tiene dos afluentes. Por un lado, la señal que quiso entregar el Primer Mandatario de hacia dónde, entiende, debería virar la derecha chilena –así lo leyeron varios en Palacio– al colocar a dos Evópoli en los ministerios más preponderantes, como lo son Interior y Hacienda. Por otro, el que a un partido de menor representatividad le fuese asignado un protagonismo “a dedo”, en medio de un contexto de importantes definiciones ideológicas, como ha sido el escenario posterior al 18 de octubre.

El ascenso del partido liderado por Hernán Larraín Matte se dio en el contexto de una “guerra fría” desatada entre Renovación Nacional y la UDI, donde se compite por el poder y control de la derecha del país. Esto, luego que RN consiguiera, en las últimas elecciones parlamentarias, transformarse en la tienda con mayor número de diputados y, frente a sus pares oficialistas, también de alcaldes y concejales, relegando nuevamente a la UDI a una posición secundaria.

Todo esto ha sido azuzado con el reordenamiento de las fuerzas conservadoras y liberales al interior del oficialismo con miras al plebiscito del 26 de abril. Por donde se le mire, “un terreno hostil” para las pretensiones de mediano y largo plazo de Evópoli, que sabe que por ahora debe jugar a la neutralidad, agachar la cabeza y acaparar todo lo que alcance en el camino.

Es frente a este protagonismo que en el “team” más conservador del gabinete se empezaron a levantar figuras con el fin de “hacerle peso” al ministro Briones, en quien se posó la representatividad del espacio liberal. Cercanos al comité político coincidieron en que se inició una campaña para que el ministro de Economía, Lucas Palacios –“que es simpático y cercano como Briones”–, tome un mayor protagonismo, recordando la reciente campaña a través de redes sociales, #conocetuslucas, donde el jefe de cartera aparece de manera coloquial haciendo educación financiera.

El despliegue, en este caso, estaría acompañado por su par de la Segpres, Felipe Ward, ambos militantes de la UDI, y que tendrían la tarea de “potenciarse” con el fin de configurar el polo más conservador en el gabinete, pero con una mirada “más amable”. En todo caso, hay quienes señalaron en el Gobierno que el ministro Ward ya “perdió mucho terreno, no se puede vestir de algo que no es”.

Siguiendo con el despliegue del polo conservador, la ministra de Educación, Marcela Cubillos, rompió el silencio en el que estaba con una entrevista en la que declaró que votará rechazo a la nueva Constitución. Nada nuevo para La Moneda, aunque esta “salida del clóset constitucional” llamó la atención hasta en su propio círculo, pues se había mantenido en un segundo plano, dado el protagonismo que había tomado en este tema su esposo, el senador Andrés Allamand (RN). Pese a que ambos son de partidos distintos, en el Gobierno reconocieron que “son parte de un mismo sector, que se armó entre la UDI y parte de RN”.

La secretaria de Estado –agregaron– podría llegar a ser quien asuma un rol de vocera de este sector al interior del Gobierno, porque es una de las figuras más fuertes del gabinete “a nivel político” y eso se puede ver en el manejo de su agenda, la que se construiría sin el «pauteo» de la Segegob ni de Interior, a diferencia del resto de sus pares en el gabinete. Su potenciamiento en la discusión constitucional sería una de las armas que estarían preparando para que este sector más duro de Chile Vamos “retome el control oficialista”.

En este espacio se cuenta también a ministros como Isabel Plá, Alfredo Moreno y Baldo Prokurica, aunque entre sus asesores ven difícil que quieran verse identificados con liderazgos como el de Cubillos. Eso sí, reconocieron que existe una estrategia de posicionamiento mucho más agresiva que la de 2019.

Todo este despliegue está mediado por una estrategia más profunda desde los dos partidos anclas de Chile Vamos, RN y la UDI, los que, respondiendo a su “llamado histórico”, buscan convertirse en las colectividades centrales del nuevo ciclo político, neutralizando a otras fuerzas del sector, como Evópoli. Desde sus bancadas reconocieron que ambas tiendas «pueden representar a todo el marco político”, que tienen figuras como el timonel Mario Desbordes, que “puede sentarse a negociar y dialogar con la oposición sin problemas” y, al mismo tiempo, liderazgos como el de Allamand y el de la presidenta del gremialismo, Jacqueline van Rysselberghe, que representan a un sector ligado a la derecha más tradicional del país. “No nos falta nadie”, recalcaron.

El director ejecutivo de Horizontal, Sebastián Izquierdo, señaló que “cualquier tipo de movimiento genera necesariamente un cambio”. Respecto al reordenamiento de las fuerzas en la interna oficialista, agregó que “no creo que tenga que ver con un tema de estructuras, como sí con las ideas de fondo (…). Sin duda, ese talante liberal, caracterizado por el diálogo en pos de reformas que permitan soluciones conjuntas, ha abierto un espacio que posibilita que la pluralidad del país sea por fin representada y considerada”.

Pactos a conveniencia

Con miras a las elecciones de octubre –de alcaldes, concejales, gores y gobernadores regionales– el trabajo de definición conjunta en el oficialismo está lejos de llegar a buen puerto, las diferencias cada vez más plausibles para acordar un marco regulatorio de toma de decisiones se encuentran aún en estado líquido. Si bien ya son varios los meses desde que se instalaron los equipos de los cuatro partidos que componen Chile Vamos para acercar posiciones, desde las mesas de trabajo aseguraron que, con la vuelta de los presientes en marzo, se debería comenzar a escribir en un papel aún en blanco “en términos reales”.

En medio de la tensión interna que se vive en Chile Vamos, cercanos al trabajo de las diferentes mesas directivas auguraron un dificultoso proceso de negociación para Evópoli, considerando que las posiciones se encontrarían muy cerradas y que varios entienden que ni RN ni la UDI pueden ceder en esta pasada, porque “se están jugando la hegemonía” del sector a un año de las presidenciales. Quienes conocen de cerca el trabajo de la directiva de Larraín Matte, afirmaron que su apuesta sería engrosar las bases, es decir, apostar a los concejales. Eso se entendería considerando, también, que el PRI Demócrata los supera en el mundo municipal.

En este marco, se optaría por la centralidad, es decir, por mantener “listas limpias” en las que se prioricen alianzas con “independientes fuertes”, antes que potenciar figuras de Evópoli.

Pero la necesidad también tiene cara de hereje y habrá casos puntuales en los que en Renovación Nacional optaría por ir en conjunto con Evópoli, como es el caso de la alcaldía de Viña del Mar, donde concejales de esa tienda se habrían comprometido a respaldar la candidatura de Andrea Molina, la exparlamentaria UDI que iría en el cupo de RN.

En la UDI, a pesar de estar al tanto de esta situación, plantearon que se debe a un caso puntual y que la tónica de las conversaciones ha apuntado a generar una alianza que privilegie a los dos partidos más grandes, aunque “desde marzo en adelante todo puede cambiar”.

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