El abogado y académico señala en esta entrevista que no le parece razonable, y propio de una ceguera política –que abarca desde el Gobierno hasta a integrantes de la elite, como Carlos Peña y René Cortázar–, pretender que los serios problemas de desórdenes que hoy existen puedan solucionarse por la sola vía de ocuparse del orden público. En ese sentido, Riego estima que el principal recurso para la mantención del orden público es la adhesión a la normatividad. «Acá lo necesario es desarticular el ánimo masivo de incumplimiento de la ley como modo de protesta. Pretender restablecer el orden público con el solo recurso de la fuerza no tiene sentido”, precisa. En su opinión, «la policía y en general el uso de la fuerza legítima y los mecanismos represivos solo son eficaces para controlar expresiones relativamente marginales o menores de desobediencia, siendo completamente inútiles para cuadros masivos de desobediencia civil, los cuales deben trabajarse sobre todo a nivel simbólico, a través de instancias que relegitimen, que reencanten a la gente con las instituciones, consiguiendo que adhieran al sistema político».