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Inestabilidad económica, educacional y en salud mental: el complejo panorama que enfrentan rectores y estudiantes por el coronavirus PAÍS

Inestabilidad económica, educacional y en salud mental: el complejo panorama que enfrentan rectores y estudiantes por el coronavirus

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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En el mundo de la educación superior hay conciencia de que en medio de la pandemia por COVID-19 las universidades, además de los IP y CFT, no son la prioridad, pero aun así advierten que la baja y el congelamiento en las matrículas pueden traer consigo un complejo panorama para las universidades más pequeñas y de regiones, junto a sus alumnos. Por otra parte, los estudiantes denuncian que ha habido descoordinaciones, como asimismo falta de apoyo económico y social desde el Mineduc y las instituciones, principalmente en la aplicación de las clases a distancia, lo que causa incertidumbre y angustia, en medio de una crisis que agudiza el riesgo en la ya alicaída salud mental tanto de los estudiantes como las familias chilenas.


Poco a poco las universidades, institutos profesionales (IP) y centros de formación técnica (CFT) comienzan a estabilizar su año académico 2020, a distancia y en plena crisis de salud mundial. El inicio de semestre se vio aplazado por la pandemia del coronavirus, la que obligó a que académicos y alumnos vieran sus dormitorios y livings convertidos en las nuevas aulas, situación que, según estudiantes y rectores, “no ha sido fácil”. Instalar aulas digitales en un país donde el 12% de los hogares no cuenta con conexión a Internet, dejó en evidencia la brecha económica entre los estudiantes de educación superior, nivel educacional al que cada vez han tenido acceso más estudiantes de sectores más vulnerables, debido a políticas como la gratuidad o el Crédito con Aval del Estado.

Los problemas de condiciones académicas, conexión a Internet y el alto valor en los aranceles, en medio de una ola de despidos por la pandemia, llevaron a que distintos centros de estudiantes y federaciones convocaran a un paro virtual a partir de fines de marzo y, aunque varias carreras se sumaron al llamado, tras una mesa de diálogo levantada con los rectores, muchos estudiantes podrían comenzar a retomar sus clases durante esta semana, ante la ampliación de becas para el acceso a Internet, de computadores y tablets, además de la adecuación de los currículos, dejando los ramos prácticos para el segundo semestre.

Las instituciones de educación superior han tomado diversas medidas para organizar el semestre online, algunas han retrasado el ingreso a clases hasta mediados de abril, mientras otras aún no terminan el año académico 2019. Óscar Galindo, rector de la Universidad Austral, explicó que han realizado adecuaciones a los planes de estudio, priorizando “asignaturas y unidades que se prestan mejor para la docencia online. Las actividades prácticas, terrenos y laboratorios, que es una característica de nuestra docencia, se realizarán al retornar a las actividades presenciales”.

Medidas que se han replicado en casi todas las instituciones de educación superior (IES). Desde Inacap afirmaron que “a partir del mes de junio se terminarían de impartir las asignaturas lectivas y se dictarán las asignaturas prácticas hasta el mes de agosto, en que finaliza el semestre. Luego, se daría inicio al segundo semestre en el mes de septiembre, finalizando en enero de 2021”, todo, sujeto a cambios en función de la contingencia.

El rector de la Universidad de Valparaíso, Aldo Valle, destacó que desde el lunes 6 de abril se iniciaron las clases virtuales para estudiantes antiguos de pregrado, que faltaban por integrarse. Según el rector, se ha llegado a tener 121 clases simultáneas “y no se trata solamente de la asistencia a videoclases, sino también del acceso a una serie de herramientas dispuestas en el aula virtual, que van desde presentaciones para descargar, videos, podcasts, entre otras”. La UV espera llegar a tener 1.400 aulas virtuales en uso.

[cita tipo=»destaque»]“Las universidades que están ayudando a sus estudiantes lo hacen con recursos propios, comprando computadores, chips para Internet, pero no ha habido una alianza estratégica”, agregaron desde los rectores, situación que dejaría en desventaja a instituciones más pequeñas y de regiones. “Ni el Mineduc ni el subsecretario Vargas nos han mandado un salvavidas a las universidades regionales”, afirmaron. A esto se suma una baja importante en la matrícula para este 2020, principalmente en primer año, lo que es advertido por la presidenta de la Fech, Emilia Schneider, quien señaló que además se ha comenzado a instalar la idea de congelar el año académico, debido a la crisis económica que viven muchas familias y que no pueden costear el mantenimiento de sus hijos que estudian en otras regiones.[/cita]

Sálvese quien pueda

El problema, señalaron fuentes desde el mundo de la educación superior, es que todas las iniciativas se han dado en la lógica del “sálvese quien pueda, cada universidad se rasca con sus propias uñas”. Así quedó en evidencia a mediados de marzo, cuando dichas instituciones se adelantaron al Mineduc y anunciaron el cierre de sus dependencias para dar paso a las clases por Internet. Desde este gallito con el Gobierno, han levantado medidas desde la autonomía universitaria que tiene el sistema de educación chileno.

Sin embargo, en las IES aseguraron que, más que autonomía, lo que ha ocurrido es que en cada institución han tenido que “sacar recursos y apretarse el cinturón solos”. Recalcaron que el rol del Ministerio de Educación “ha sido pasivo”, centrado en la flexibilización de procesos burocráticos, pero sin un “respaldo económico importante”. Las reuniones y conversaciones con el ministro Raúl Figueroa “han sido acotadas”, mientras que el subsecretario de Educación Superior, Juan Eduardo Vargas, habría colaborado en coordinar “ayudas mínimas” en términos de insumos, como computadores e Internet. Por otra parte, desde el mundo estudiantil recalcaron que las autoridades del Mineduc no han tenido acercamientos con los otros estamentos de las comunidades de alumnos y que recién el viernes 17 de mayo el subsecretario Vargas agendó un encuentro con la Confech.

“Las universidades que están ayudando a sus estudiantes lo hacen con recursos propios, comprando computadores, chips para Internet, pero no ha habido una alianza estratégica”, agregaron desde los rectores, situación que dejaría en desventaja a instituciones más pequeñas y de regiones. “Ni el Mineduc ni el subsecretario Vargas nos han mandado un salvavidas a las universidades regionales”, afirmaron. A esto se suma una baja importante en la matrícula para este 2020, principalmente en primer año, lo que es advertido por la presidenta de la Fech, Emilia Schneider, quien señaló que además se ha comenzado a instalar la idea de congelar el año académico, debido a la crisis económica que viven muchas familias y que no pueden costear el mantenimiento de sus hijos que estudian en otras regiones.

Al revisar el sitio de la Subsecretaría de ESUP se detalla el «Plan de Acción Mineduc COVID-19 para instituciones de educación superior», en que se destacan seis medidas: activar el Comité de Coordinación del Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad (SINACES), disponer de Google Suite para instituciones que no cuentan con herramientas de formación a distancia, destinar fondos para instituciones con el fin de desarrollar y fortalecer educación en línea, una alianza con 14 instituciones para compartir buenas prácticas y capacitación a docentes en modalidad online –entre ellas, varias IES–, se oficia a todas las instituciones para que actualicen periódicamente su información en el marco de la emergencia y la extensión del periodo de postulación a beneficios estudiantiles para la educación superior hasta el viernes 27 de marzo. Medidas que, según los rectores, «podrían ir un poco más allá en el futuro».

La semana pasada, el rector de la Universidad de La Serena (ULS), Nibaldo Avilés, prendió las alarmas. En entrevista con el diario La Región, recordó que la institución tiene 1.600 trabajadores, con un costo en sueldos de 1.700 millones mensuales: “La ULS, como todas las universidades estatales, no es un coloso imbatible ante todo evento, también es vulnerable por la crisis generada por el COVID-19. Frente al crítico escenario y los posibles efectos del proyecto de ley y la recesión económica, habrá decisiones complejas a tomar por los cuerpos colegiados de la universidad».

El rector Avilés también destacó que la matrícula ha disminuido y se ha postergado, “principalmente por problemas económicos, lo que resulta muy preocupante desde el punto de vista del financiamiento”, ya que el principal financiamiento de las instituciones proviene de los aranceles, sobre la base de la oferta y demanda de matrícula.

Es por esta razón que la propuesta de los diputados Maya Fernández y Juan Santana, ambos PS, de suspender el pago de aranceles y matrícula durante la crisis, para luego ser repactados en 24 cuotas, sin cobro de intereses por mora, causó espanto al interior del CRUCh, y motivó la publicación de una carta en la que se hace un llamado a la unidad. «Nos permitimos llamar a toda la ciudadanía y especialmente a sus representaciones políticas, a no confundir los planos, porque el país necesita con urgencia en esta hora, de su mayor cohesión y unidad de propósitos”, señalaron en la misiva.

De todas formas, el rector de la U. Austral llamó a poner atención en el futuro de las instituciones con menos recursos. “Las universidades no somos la prioridad en este momento, por ello me gustaría destacar que es muy importante estar atentos a su situación. Una universidad que entre en crisis puede tener consecuencias muy serias para su futuro y para la región donde desarrolla sus actividades. Comprendemos que las prioridades están en salud y en el ámbito social, pero educación debe entrar pronto a las prioridades del país”, afirmó la autoridad universitaria.

Este peligro de desfinanciamiento de algunas instituciones de educación superior «viene del modelo de mercado que tiene actualmente el sistema, si hubiera un aporte basal a las instituciones y se viera a las universidades y Centros de Formación Técnica como parte importante de la sociedad, como lo son ahora, ayudando con laboratorios y tecnología, en medio de la pandemia por el coronavirus, sería distinto», dijo Emilia Schneider

Desde el sector estudiantil hicieron hincapié en la falta de preparación y liderazgo del ministro Figueroa. La vocera Confech de los estudiantes de instituciones privadas, Catalina Magaña, destacó que “nosotros somos estudiantes, muchos trabajadores, jefes de familia y un sinfín de cosas, nuestra disposición como estudiantes siempre ha sido aportar a la sociedad, pero eso es bien difícil cuando el Ministerio no se ha juntado con nosotros”. Añadió que “hay un mal liderazgo, tanto desde el ministerio como del Gobierno, nosotros siempre hemos estado a disposición de todo lo que podamos ayudar, pero el ministro sale diciendo que las clases se retoman el 27 de abril, pero yo como estudiante y como mamá no voy a mandar a mis hijos al colegio a exponerlos, eso habla del mal liderazgo que tiene el ministro”.

Elementos básicos para la vida

Javiera tiene 22 años y cursa su tercer año de la carrera de Turismo en un instituto profesional de la comuna de Puente Alto. Tiene dos hermanos que van al colegio y, en medio de la pandemia, los tres deben compartir el notebook para tomar sus clases a distancia: “Tener un computador con Internet ya es harto, tengo compañeros que tienen que puro usar celular para las clases”. Aseguró que le ha costado “tomar el ritmo” y no solo porque debe compartir el computador, sino porque también debe ayudar en la casa y con las clases a sus hermanos, que aún están en la educación básica. De todas maneras, agradece que pueda estar en casa y cuidarlos, porque su mamá no puede teletrabajar, ya que presta servicios de aseo en una bodega camino a Melipilla.

Tiene la beca de gratuidad, así que el pago de su matrícula “no ha sido un problema” y está esperando a que le puedan facilitar una tablet en el instituto, para poder estar en línea para sus clases. “El internet acá no es muy bueno, pero se puede conectar con el celular un rato, pero no es lo mismo”, agregó.

Una situación que le preocupa es que no puede usar los fondos de Beca de Alimentación para Educación Superior (BAES), entregada por la Junaeb, de $32.000 mensuales. “No aceptan la tarjeta de la Junaeb para comprar mercadería en los super’ y las ferias de acá, sólo comida ya hecha, los delivery, sushi, completos”, dijo Javiera. Antes de la cuarentena iba hasta la Plaza de Puente Alto, para comprar mercadería con parte de la beca, pero que “es peligroso exponerse a andar en micro con el coronavirus”.

Otro problema que se ha identificado en las últimas semanas, es que ha habido retrasos en la entrega de la BAES para estudiantes nuevos y en algunas universidades que recién están terminando el año académico 2019, debido a las movilizaciones de octubre.

El Mostrador consultó a la Junaeb acerca de estos retrasos y si se podrían liberar los fondos BAES a más comercios, como grandes cadenas de supermercados. Desde la institución señalaron que este año se adelantó la entrega de las tarjetas y que los retrasos corresponden al retardo en la entrega de nóminas por parte de universidades. Agregaron que los estudiantes deben buscar los comercios asociados en las páginas de Sodexo y Edenred y que los plazos para ocupar los fondos de marzo han sido ampliados, pero no señalaron si se está pensando en sumar a más cadenas de supermercados o ferias libres que acepten la beca BAES.

Aníbal Gutiérrez estudia teatro en la Universidad Católica y en medio de la pandemia debió retornar a Colbún, en la Región del Maule, con sus padres y así ahorrar el costo de la vida en Santiago. Destacó que “las clases a distancia para una carrera tan práctica como esta es raro y requiere de arreglos curriculares tales como separar el semestre entre ramos teóricos y ramos que tomaremos después, cuando podamos estar en una sala de clases”. Una de sus principales complicaciones ha sido mantener la conexión, ya que “en un espacio rural la señal de Internet que llega es bastante deficiente”.

Agregó que el contexto de la pandemia no ayuda a concentrarse en una pantalla, “yo tengo el privilegio de tener un espacio y todo, incluso para ramos que ofrecen entrenamientos en línea, pero la mayoría de mis compañeros no tienen esa opción”. El estudiante de teatro dijo que la universidad ha tenido un proceso fluido con sus estudiantes para adecuar la malla y contenidos, pero le es difícil “aceptar que es lo que hay y que se tiene que pagar lo que se tiene que pagar”.

Recalcó que todo esto “ha sido un proceso bastante extraño al cual no me acostumbro todavía”, postura con la que coincide Javiera, quien señaló que le ha resultado difícil “entender el encierro y que esto puede durar mucho tiempo más”. Uno de los puntos a los que ha prestado atención la Confech es el tema de la salud mental de los estudiantes. En el 2019 se prendieron las alarmas por los altos índices de depresión y estrés, que llegaban hasta el 46% y 52%, respectivamente, cuadros que podrían verse agudizados en el contexto de la pandemia por el COVID-19 y el encierro.

La vocera Confech, Catalina Magaña, es estudiante de Pedagogía en Inglés de la Universidad de Las Américas, trata de cumplir la cuarentena entre las labores domésticas y de cuidado, más las clases a distancia de sus dos hijos, las de ella, que retoma en las noches, después que sus niños se acuestan. Aseguró que una de las principales preocupaciones tiene que ver con la salud mental durante y después de la cuarentena, el “estrés de estar todo el día encerrados con la familia, con el miedo también de lo que pueda ocurrir”.

Añadió que el no entender los contenidos “genera un estrés tremendo y frustración en todos los estudiantes y las familias», a lo que se suman los casos de violencia intrafamiliar: «Me preocupa qué pasará después cuando pase la cuarentena, si ya estábamos como una sociedad enferma, no sé cómo saldremos de esta y no nos hemos visto resguardados por el Gobierno, se ha abandonado mucho a las personas vulnerables y faltan políticas públicas claras”.

Un ejemplo de esta falta de preocupación al interior de las comunidades de educación superior es el video de un académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, en el que les recomendaba a sus estudiantes que buscaran trabajo como meseros en un McDonald’s para costear Internet en sus casas. Desde el mundo estudiantil señalaron que aunque esta «no es la regla entre los académicos y las académicas, sí nos habla de la deshumanización que hay con los estudiantes, muchas veces solamente nos ven como un número».

Entre las propias universidades y estudiantes han surgido iniciativas que buscan generar distintas redes de apoyo para las comunidades estudiantiles, pero también para la sociedad en general. Entre las que más destacan están los proyectos que ha levantado la Universidad de O’Higgins, parte de la red estatal de universidades. Edgardo Pacheco, estudiante de Medicina y además coordinador general de la FUH, cuenta que los estudiantes y docentes del área de la salud han implementado el “Fono Salud UH”, un servicio a la comunidad que brinda atención médica vía teléfono y WhatsApp de forma gratuita.

Otra iniciativa es la campaña “#EstamosContigo”, realizada entre la Dirección de Comunicaciones, Gestión Comunitaria, Vinculación con el Medio, junto a los académicos y estudiantes de los institutos de Salud, Ingeniería y Ciencias Sociales, que busca entregar consejos e información verídica en el contexto de la pandemia. Son cápsulas informativas que tienen como objetivo “reforzar la salud mental de las personas, entregar consejos y asesoría que pueda dar tranquilidad a la gente, ya que este es un aspecto que se ve comprometido en el contexto de la pandemia”, detalló Pacheco. La campaña consiste en videos y audios, cápsulas que se han difundido por medio de radio y televisión, que van principalmente enfocadas en personas jóvenes. Mientras, los académicos del área de la salud y psicología han generado contenido que va en la línea más terapeútica.

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