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Al hacer un recuento del descalabro ocurrido ayer, el ministro portavoz, Jaime Bellolio, asumió esta mañana que “fue una sorpresa escuchar a un ministro del TC hablar antes del fallo (…), fue un poco imprudente hacerlo”, resumiendo así la sensación de La Moneda con el balde de agua fría que le propinaron las declaraciones del ministro Aróstica y que, en definitiva, anticiparon la votación 7-3 contra el requerimiento firmado por Sebastián Piñera. El académico de la UDP, Javier Couso, señaló que “me parece bastante claro que uno puede especular que aquí hubo motivaciones extrajurídicas”, a la hora de explicar el revés del Gobierno, mientras los académicos Carmen Parra y Jaime Bassa apuntaron –en El Mostrador en La Clave– a los “problemas internos” del organismo. A a este clima interno se refirió esta mañana Marisol Peña, exministra del TC entre 2006 y 2018, quien confirmó las denuncias de maltrato laboral contra Brahm y le cuestionó su “lealtad institucional”, por sus acusaciones sobre el funcionamiento del tribunal bajo la era Aróstica [ACTUALIZADA]
Las declaraciones del ministro Iván Aróstica, el martes en la mañana, a su llegada a la sede del Tribunal Constitucional (TC) antes de la crucial sesión para pronunciarse sobre el requerimiento del Gobierno contra el tercer retiro de fondos, presagiaron el comienzo del fin para la estrategia de La Moneda.
Aróstica, expresidente del TC y enfrentado púbicamente a la actual titular del organismo, la exasesora de Sebastián Piñera, María Luisa Brahm, anticipó que la votación podía cambiar perfectamente respecto a lo sucedido en diciembre –cuando fue acogido el recurso del Gobierno contra el segundo retiro– y sostuvo a la prensa que “lo que revisará el tribunal no es de dónde viene la ley, sino cómo se ayuda a la ciudadanía”.
El tema está en boca de todos. Aróstica «parecía un diputado y alguien haciendo política», más que un ministro del TC, graficó el director del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), Claudio Alvarado, en Radio Universo, mientras Eduardo Cordero, profesor de la Universidad Católica de Valparaíso, aseguró a El Mercurio que las declaraciones del ministro del TC fueron “sorpresivas”, porque “se espera de cualquier persona que ejerza una función jurisdiccional que guarde reserva y no anticipe opiniones respecto a un asunto que tiene que resolver”.
Incluso, al hacer un recuento del descalabro ocurrido ayer, el vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, asumió esta mañana en Radio Infinita que “fue una sorpresa escuchar a un ministro del TC hablar antes del fallo (…), fue un poco imprudente hacerlo”, resumiendo así la sensación de La Moneda con el balde de agua fría que le propinó el ministro Aróstica y que, en definitiva, anticipó la votación 7-3 contra el recurso firmado por Sebastián Piñera.
Con estos elementos sobre la mesa, el académico de la UDP, Javier Couso, señaló que “me parece bastante claro que uno puede especular que aquí hubo motivaciones extrajurídicas”, a la hora de explicar el revés del Gobierno.
El ministro del Tribunal Constitucional Iván Aróstica se retira del TC, luego rechazar la admisibilidad con respecto al tercer retiro del 10% en las AFP. Foto: Atonchile
Y para los analistas, gran parte de la decisión del TC de rechazar la admisibilidad del requerimiento del Gobierno se funda en la guerrilla interna que atraviesa esta entidad, donde la figura de la actual presidenta del tribunal, María Luisa Brahm, resulta clave.
“Es bien raro lo que ocurre con el Tribunal Constitucional y muchos han planteado que hay un conflicto entre Aróstica y Brahm que probablemente explica esto”, acotó Eugenio Guzmán, analista político de la Universidad del Desarrollo (UDD), esta mañana en El Mostrador en La Clave.
El TC pasa por “un momento muy crítico que afecta la credibilidad de este órgano”, sostuvo en el mismo programa Carmen Parra, doctora en derecho constitucional de la Universidad Pedro de Valdivia, mientras Jaime Bassa, profesor de derecho constitucional de la Universidad de Valparaíso, añadió que el TC, si bien de vez en cuando adquiere notoriedad, “no es normal que ese protagonismo sea tan permanente en el tiempo” y que esté “alimentado por problemas internos”.
A a este clima interno se refirió esta mañana la abogada Marisol Peña, quien entre 2006 y 2018 fue parte del Tribunal Constitucional.
En entrevista con Radio ADN, la abogada sostuvo que con la llegada de nuevos integrantes, entre ellos la actual presidenta de la instancia, “evidentemente” hubo un cambio. “Antes las diferencias de opinión se resolvían con mucha amistad cívica, después cambiaron las personas y, por ende, las personalidades”, dijo.
Peña cuestionó que Brahm, en abril de 2020, concediera una entrevista en la que planteó que el tribunal actuó “al límite de la corrupción” durante el mandato de Iván Aróstica. “Hay un tema de lealtad institucional, un tema de protección de la integridad de la institución que uno está presidiendo. Esas declaraciones complicaron mucho el prestigio del Tribunal Constitucional”, indicó.
A esto se suman los sumarios por maltrato interpuestos contra la exasesora de Piñera, que ya son cuatro a la fecha. “(Hay) un clima muy cargado entre los ministros (…). Yo fui testigo, en virtud de las cuales la ministra no le dio un trato acorde a los funcionarios. Gritos, fundamentalmente un trato de gritos, muy duro, no saludar a las personas, entrar a un ascensor y darse la vuelta”, detalló Peña.
Respecto al futuro del TC, Jaime Bassa es enfático en señalar en que con una nueva Constitución “no debiéramos volver a tener un Tribunal (Constitucional) como éste, con este nivel de politización”.
Otro punto a resolver es el de la definición de los magistrados del TC. “El perfil del cargo es particularmente odioso” y no garantiza “que lleguen los o las mejores”, asegura Carmen Parra, apuntando a un tema que se debe resolver.
Aunque otros van más allá, y Javier Couso sostiene que el “daño reputacional” que carga el TC “pone, a mi juicio, en peligro la reposición, la sobrevivencia del Tribunal en una nueva Constitución”.
