
La capacidad negociadora y dialogante estuvo a prueba hasta el último segundo. La correlación de fuerzas varias veces se desarmó y estuvo en una constante tensión el eje articulador de la Convención Constitucional, luego de que el Frente Amplio (FA) le quitara el piso a la candidata socialista Ramona Reyes, debido a acusaciones de irregularidades en su gestión como alcaldesa de Paillaco. Esta decisión del FA de no apoyar a la carta del PS se concretó en la tercera ronda de votaciones, cuando dieron sus votos a Cristina Dorador.
De ahí en adelante hubo algo de caos, imposibilidad de llegar a acuerdos, porque nadie quería ceder. Se alzaron nombres como Patricio Fernández y Benito Baranda. Este último perduró hasta la última ronda, aunque posterior a eso se cayó. Esto, porque un sector de convencionales le cobró a Baranda su amistad con Renato Poblete, fallecido sacerdote acusado de abusos sexuales.
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Después de la octava ronda, además, la constituyente Cristina Dorador, de Movimientos Sociales, dio un paso al costado, ante la complejidad de sumar apoyos que la tuvieron en algún momento a 6 votos de resultar electa. Su salida permitió concretar una idea que ya se venía gestando, que era posicionar un nuevo nombre de Movimientos Sociales. Así, se llegó al consenso de levantar a María Elisa Quinteros –convencional del distrito 17, odontóloga, miembro del directorio de la Sociedad Chilena de Epidemiología y parte del Comité Ejecutivo del Capítulo Latinoamericano de la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental– en un acuerdo entre los Movimientos Sociales, la Coordinadora Plurinacional y Popular (que antes había levantado a Eric Chinga), los escaños reservados y Pueblo Constituyente. La idea original era presentar una nómina con 4 nombres a los demás colectivos, algo que se terminó descartando, pues se entendía como pasarles el poder de decisión a otros.
En ese espacio político se mostraron receptivos a apoyar a la abogada, activista, defensora de derechos humanos y doctora en derecho, Amaya Álvez (Frente Amplio), para la vicepresidencia ejecutiva. Si prosperan las conversaciones, esta dupla podría destrabar el espinoso camino de votaciones de directiva nueva.
En Independientes No Neutrales (INN) veían con buenos ojos esta dupla, igualmente algunos constituyentes del Colectivo del Apruebo, aunque algunos de ahí querían empujar que fuera Álvez la que disputara la presidencia, escenario que podría no tener el apoyo mayoritario ni siquiera en su sector.
Según los cálculos, si se suma a este posible acuerdo el FA, se contaría con los votos, incluso si no tuvieran los respaldos del Colectivo Socialista. En caso de que prosperara esta dupla, la votación de la vicepresidencia ejecutiva debería ser menos compleja de destrabar.
Con todo, hay visiones dispares sobre los efectos de esta extensa y compleja votación. Si bien algunos, como Fernando Atria, creen que la complicada y hasta bochornosa jornada no va a marcar los momentos en que deberán buscar acuerdos para lograr los 2/3 en normas constitucionales, otros subrayaron que esta caótica elección dio luces de lo que va a ocurrir más adelante.
El detrás de cámara
Los nombres para presidir la CC subían como la espuma durante todo el día, y así mismo bajaban. La dispersión de las fuerzas del amplio espectro de la oposición tornó difícil el trabajo y no se logró llegar a los 78 puntos en ninguna de sus apuestas. Y si bien el FA hace rato que no trabaja codo a codo con el PC, había temor de que eso pudiera replicarse con el PS, con el que logró afianzar un lazo político que fue el eje de los acuerdos en este periodo.
La presión de quitarle el voto a Ramona Reyes provino desde las bases frenteamplistas, de sus dirigentes y parlamentarios, que fueron presencialmente a la Convención para frenar este apoyo y evitar mancharse con barro, y en otros casos emitieron mensajes vía Twitter. Incluso hasta el mismo PS se descuadró en algunas votaciones.
Cada colectivo fue clave en algún momento del proceso. Y dentro de las tensiones claves también estuvo la existente entre los pueblos originarios, donde los integrantes de la Coordinadora Plurinacional y Popular llevaron siempre a Eric Chinga, mientras que los demás escaños reservados habían apostado a Dorador y una vicepresidencia de Rosa Catrileo, nombre que no concita respaldos en los constituyentes de los mismos pueblos originarios.