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Lucía Dammert: el ascenso al poder de la tejedora de redes PAÍS

Lucía Dammert: el ascenso al poder de la tejedora de redes

Tras una bullada salida como asesora de la Subsecretaría del Interior durante el segundo Gobierno de Michelle Bachelet, en parte por sus vínculos con un exagente de la Dina –miembro del grupo «Vampiro», condenado y por siete meses prófugo–, la socióloga regresa al escenario político, ahora a la cabeza del poderoso segundo piso, donde estará instalada moviendo hilos, mucho más allá de la seguridad, de donde emana su experticia. “Es difícil pensar que fue puesta allí para ejercer como experta en seguridad, sería comprarse un problema gratuito… Entonces tal vez es un enroque en la jugada… El segundo piso no es un puesto técnico… Y en la naturaleza del escorpión está actuar como escorpión”. Esta es la historia de su ascenso en el poder en Chile de esta peruana nacionalizada chilena, de cómo fue tejiendo redes que la llevaron a conectarse con lo más granado de la Concertación y que ahora hace lo propio con el Frente Amplio.


Hace pocos días Lucía Dammert Guardia (50) pidió permiso, por un año, a su jefe en la Universidad de Santiago, donde se desempeña como profesora de la Facultad de Humanidades. La razón: el próximo 11 de marzo, con la asunción de Gabriel Boric como Presidente de la República, ella se instalará en el segundo piso de La Moneda. 

Considerada una antigua y polémica habitante de Palacio, desde ese día será responsable de liderar a los asesores en materia de estrategia y contenidos de las políticas de Gobierno. 

Son territorios que la socióloga, doctora en Ciencias Políticas, peruana-chilena (en 2013 se nacionalizó chilena), conoce bien y que no siempre fueron amables con ella. Para unos, una experta brillante; para otros, conflictiva y «demasiado hábil» a la hora de crear redes y «moverse» para lograr contactos. 

Participó en el segundo Gobierno de Bachelet como jefa de la División de Estudios (2015-2016) del entonces subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, y también formó parte del equipo de Jorge Burgos cuando asumió como ministro del Interior. 

De allí salió tras renunciar en marzo de 2016, después de pasar meses cumpliendo labores menores a su cargo. 

Esta degradación se generó a raíz de la condena de Daniel Cancino Varas, padre de su pareja de entonces –el exsubprefecto de la PDI, Daniel Cancino Cornejo–. Cancino Varas, exagente de la Dina, perteneciente al grupo Vampiro, fue condenado por violaciones de los DD.HH., junto a Manuel Contreras y otros 15 exagentes, por el secuestro calificado de Carlos Guerrero, detenido desaparecido, entre otros delitos.

Cancino Varas no se presentó el 5 de enero de 2015 ante el juez Leopoldo Llanos para cumplir su condena en Punta Peuco, y se mantuvo prófugo por siete meses. Estos hechos ocurrían mientras Dammert era asesora del Ministerio del Interior, su pareja ex-PDI, y su cuñada, funcionaria activa de la Policía de Investigaciones.

Este episodio encendió antiguos resquemores en el mundo uniformado, que ya desconfiaba de ella: por ser mujer, peruana y por su padre comunista. El malestar al interior de La Moneda crecía y las dudas de organizaciones de DD.HH. por conflictos de intereses también. Pero su salida –aseguran– no se debió a eso, sino a fuertes roces con el equipo de trabajo, incluido el propio Aleuy, que venían desde antes de ocurrido lo de su exsuegro. Conflictos que se volvieron insostenibles, sumados a ciertas dudas por su aporte práctico. “Muy capaz en teoría, pero a veces se requieren acciones y ahí hubo episodios como el bombazo de la estación del metro Escuela Militar (2014), donde no se evaluó bien su aporte y se volvieron a escuchar las desconfianzas hacia ella”, señalan.

Entonces, partió a Interior, al equipo de Jorge Burgos. Algunos dicen que “porque ahí vio más oportunidades de continuar en esos círculos”.

Sin embargo, su situación por la detención de su entonces suegro, se volvió insostenible y presentó su renuncia en marzo de 2016. Más tarde, declaró en El Mercurio: “Tengo que pagar muy pocas culpas por el papá de mi expololo (…). Yo decidí entrar (a Interior) porque pensé que la cooptación política de las policías, su total autonomía, o los bajísimos técnicos iban a cambiar, pero me equivoqué. Al darme cuenta de eso dejé el Gobierno”.

Fue a partir de entonces que ingresó a la Usach.

Articuladora de redes 

Pero ella era muy cercana al mundo concertacionista desde mucho antes. Tras su llegada a Chile (nació en Lima, es hija de Manuel Dammert, reconocido dirigente y congresista comunista –quien murió por Covid-19 en abril pasado–, y de la también socióloga Flor Guardia), por el trabajo de su marido y porque su familia había sufrido un atentado que iba dirigido a su padre. Comenzó a trabajar en el CESC (Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana de la Universidad de Chile), donde realizó investigaciones y destacó por su producción académica y su manejo comunicacional: “Sabe traducir lo teórico en lo político y tiene gran capacidad de captar oportunidades para surgir”. Allí tejió sus primeras redes con la política chilena.

Hugo Frühling, actual director del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, entonces director del CESC, la presentó en la naciente División de Seguridad Pública (1999-2000), para recabar información para su doctorado.

Así comenzó a adentrarse en la División. “Ella es muy productiva, si algo o alguien le interesa, busca la forma de acercarse, de llegar. Siempre causa buena impresión, es inteligente y atractiva en todo sentido”, cuentan. 

En 2001 se sumó como asesora del director de Seguridad Pública, Gonzalo García. Más adelante, esa división del Ministerio del Interior se transformaría en la Subsecretaría de Prevención del Delito. En esa época conoció a José Miguel Insulza, quien era el ministro del Interior. Dammert comenzó a participar en las mesas de la Política de Seguridad Ciudadana que impulsó Insulza y poco a poco ganó visibilidad. Más tarde, cuando el panzer asume como secretario general de la OEA, Dammert aparece asesorándolo en seguridad ciudadana y con trabajos sobre formación policial en Latinoamérica.

A través de esta amistad accede a Chile 21, lo que le abre una nueva red de contactos.

A partir de allí desarrolla una carrera como consejera de parlamentarios de la Comisión de Seguridad, como Jorge Burgos (DC), Felipe Harboe y Carolina Tohá (PPD). De ese modo, su nombre se volvió conocido, confiable y llegó al equipo programático de Bachelet, «recomendada» por Paula Pacheco, hija del exministro Máximo Pacheco. Así ingresó al equipo de Bachelet en Tegualda. De ahí saltó al equipo de Aleuy. 

Aterrizaje en el Frente Amplio

Esas mismas asesorías a parlamentarios fueron las que la acercaron a Giorgio Jackson y su grupo, con quienes ejercía una especie de «clases» de seguridad. Más tarde colaboró con RD para la inscripción de la candidatura de Beatriz Sánchez. Por eso, cuando Boric necesitó fortalecer su programa en seguridad para la segunda vuelta electoral, inmediatamente se pensó en ella y fue sumada al equipo.

Rápidamente, gracias a su experiencia y contactos internacionales y nacionales (ha trabajado, además de Chile, en instituciones académicas de Estados Unidos y Argentina; fue directora del programa Seguridad y Ciudadanía de Flacso-Chile) se convirtió en una colaboradora cercana y fundamental en el proyecto del futuro Gobierno. Además, estrechó lazos con el círculo de confianza del entonces candidato. Una vez electo Boric, se encargó de llamar a los contactos internacionales y articular redes a nivel diplomático. Así se fue conformando su regreso al poder y al lugar donde arribó hace dos décadas a buscar oportunidades. Además, dicen que logró instalar a Eduardo Vergara en la Subsecretaría de Prevención del Delito. 

¿Está lista para ese cargo?

Responden por ella:

“Es mejor que esté como asesora y no haya tomado un cargo ejecutivo, porque es muy ambiciosa y apegada a sus ideas”. 

Otra opinión apunta a que todo irá bien mientras no entre en conflicto con algún ministro, porque tiene mucho carácter y, si bien posee la confianza de Boric, no tiene un partido político que la sostenga.

“Es difícil pensar que fue puesta allí para ejercer como experta en seguridad, sería comprarse un problema gratuito… Entonces tal vez es un enroque en la jugada… El segundo piso no es un puesto técnico… Y en la naturaleza del escorpión está actuar como escorpión”.

 

 

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