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En su nuevo libro «La Constituyente» que justo una semana después del plebiscito, el escritor que partió integrando el colectivo socialista en la Convención, cuenta como cierta la famosa fiesta que habrían llevado a cabo constituyentes, en el marco de una sesión de la convención en la región del Biobío. Aunque sin revelar la identidad, Baradit sostiene que la prueba provino de una conversación de pasillo que mantuvo con quien fuera el promotor de la fiesta, un militante del PS que por entonces estaba de cumpleaños. Cabe destacar que la existencia de esta fiesta fue profusamente desmentida por un gran número de convencionales y por la administración del Hotel.
Una semana después de que la mayoría del país rechazara el texto de nueva constitución que entregara la Convención Constitucional, exescritor y exconvencional Jorge Baradit, lanzó su nuevo libro «La Constituyente», una obra que está en línea con sus antiguos trabajos compilados en la saga La Historia Secreta de Chile. En este texto, Baradit vuelve a capturar la atención de sus lectores, pero a través de una polémica: desclasifica el conocimiento que tuvo de que la famosa fiesta de convencionales en el Hotel Petra, en la región del Biobío, sí habría ocurrido, dando así una versión totalmente distinta a la que concedió a los medios por esos días, desmintiendo las circunstancias y los hechos.
En la página 104 de su libro, Baradit narra:
“Al día siguiente, cuando estaba ingresando al ex Congreso, me encuentro con uno de los chiquillos, militante y miembro del Colectivo Socialista, quien me dio las gracias y me dijo que ya estaba más tranquilo porque lo de su fiesta en el Petra había logrado pasar piola”, escriba.
En esta línea, el escritor que partió integrando el colectivo socialista en la Convención, revela como cierto uno de los hechos más profusamente desmentidos por un gran número de convencionales, aunque sin revelar la identidad de quien habría sido el promotor de la fiesta, un militante del PS que por entonces estaba de cumpleaños.
“Sorprendido, pero sobre la marcha, le hice un chiste acerca de la piscina y me confirmó que en efecto había ocurrido así, que él había nadado sin autorización, de noche, en las instalaciones cerradas del hotel, como parte de los festejos. Sonreí, pero me quedé helado”, admite.
