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Investigación a banda que prostituía menores destapa crimen de jefe del Tren de Aragua en Santiago PAÍS

Investigación a banda que prostituía menores destapa crimen de jefe del Tren de Aragua en Santiago

Dos adolescentes fueron obligadas a prostituirse por la banda venezolana “Los Orientales”, pero escaparon llegando a un cuartel de la PDI. Las víctimas revelaron información valiosa sobre la organización, lo que permitió al Ministerio Público formalizar a más de diez personas por delitos de asociación ilícita, tráfico de personas con fines de explotación sexual y lavado de activos, por $4.300 millones. Un detective de la BH reconoció en una declaración que “Los Orientales”, junto a “Los Valencianos”, asesinaron a Frank, uno de los líderes del Tren de Aragua en Santiago. En las sombras, el crimen organizado vive su propia guerra.


Andrea y Macarena (adolescentes de nombres ficticios) llegaron a Chile el 20 de agosto de 2022, bajo las órdenes de “Morty”. Apenas arribaron a la capital, con la promesa de un trabajo de modelos, fueron alojadas en un edificio de departamentos ubicado en Merced 562. Allí se arriendan decenas de “apart hotel”, donde nadie pregunta ni quién, ni cómo, ni cuándo, ni menos para qué.

A poco andar, las condiciones de ambas jóvenes, de 15 y 16 años, se volvieron inhumanas, porque el modelaje prometido era prostitución. 

Para poder llegar al país se endeudaron en $5 millones con la organización criminal venezolana conocida como “Los Orientales” y el dinero debían devolverlo con al menos 300 prestaciones. También podían recibir multas de parte de los proxenetas que aumentaban exponencialmente la deuda. Esta fórmula de los tratantes de personas con fines de explotación sexual es utilizada principalmente por la mafia venezolana. Ya no es un delito común, sino crimen organizado.

Mientras transcurrían los días, las jóvenes tomaron una decisión: escapar. La fecha elegida fue el 6 de septiembre del año pasado. Para salir del lugar dijeron, a quien las vigilaba, que se dirigían al sector de lavandería.

Premunidas de un bolso, se subieron a un vehículo de aplicación y se dirigieron al Consulado de Colombia, ubicado en la costanera. Sin embargo, estaba cerrado. Acto seguido –y de seguro aterradas– detuvieron un vehículo a cuyo conductor le rogaron que las llevara a la policía.

El sujeto condujo algunas cuadras hasta que arribó a Gerónimo de Alderete 1580, en la comuna de Vitacura.

En la Brigada Investigadora de Robos de la PDI (BIRO), fueron acogidas siguiendo el protocolo para este tipo de víctimas, porque en el 100% de los casos es el crimen organizado el que está detrás.

El comisario Ariel Meza fue uno de los que escuchó el primer relato y, acto seguido, contactó a la Brigada Investigadora de Trata de Personas (Bitrap). Dos de sus agentes llegaron prontamente a la unidad, porque el tiempo apremia cuando se trata de detener a los regentes prostibularios.

A los funcionarios de la Bitrap les entregaron todos los detalles y la fiscal Centro Norte, Carolina Suazo, inició las medidas de rigor. Primero, poner bajo resguardo a las adolescentes a través de una jueza de Familia. Segundo, analizar la información de los teléfonos celulares que portaban y, tercero, un reconocimiento fotográfico de los involucrados. También se estableció que la documentación con que las víctimas ingresaron a Chile era falsificada.

La fiscal Suazo señala: “De los casos que hemos tenido, escasamente habíamos constatado víctimas menores de edad. Sin embargo, desde 2022 ha tenido un claro aumento (…)”.

Con la primera información se acreditó que “Morty” huyó apenas cayó en la cuenta de que Andrea y Macarena habían escapado, porque los mecanismos de seguridad que utilizan para evitar la acción de la policía y la Fiscalía, asegura Suazo, “son muy ordenados, resguardados y ultraverificados y (…) ante la más mínima alerta de que la organización va a ser descubierta, se cambian de domicilio”.

Gracias a la revisión de aplicaciones de mensajería aparecieron otros miembros de la red criminal, como “Daddy Juni”; el líder, Gabriel Rondón Díaz, alias el “Fagua”; y el “Morty”, cuya identidad resultó ser Manuel Tesara. Todos, se confirmará más adelante, mantienen redes en Perú. Y como los casos de crimen organizado se vinculan entre sí cuando se trata de bandas venezolanas, un detective de la Brigada de Homicidios de la zona sur reconoció a los dos últimos, porque ambos enfrentan otra investigación del Ministerio Público.

Las bandas

A medida que se fueron requiriendo más antecedentes, todos quienes participaban del “negocio” resultaron ser parte de “Los Orientales”, una de las bandas archienemigas del Tren de Aragua (TDA). Este último grupo le cobra por usar la “plaza” y se ha desatado una guerra en las sombras por el control.

De acuerdo a un informe de la Fiscalía Centro Norte –revelado por La Tercera– el crimen organizado extranjero se divide Santiago. En orden de prelación, Venezuela: Tren de Aragua, Los Melean, Los Orientales y Los Valencianos; Perú: Los Pulpos, Nueva Generación, Del Callao; Colombia: Los espartanos. 

Blanqueo

El patrimonio es la base para la actividad criminal, así que la Fiscalía estableció la existencia de una red de lavado de activos a través de una serie de cuentas RUT y cuentas corrientes del sistema bancario formal.

Destacan Banco Ripley, BCI, Falabella, Estado y Santander. El informe de la Bitrap detalla que los productos financieros eran utilizados “con la finalidad de recepcionar los pagos de clientes por servicios sexuales efectuados por las víctimas”. De acuerdo a la fiscal Carolina Suazo, lograron producir como ganancia más de $4.300 millones.

Con todos estos antecedentes, hace algunas semanas, la fiscal Suazo formalizó a más de diez miembros de “Los Orientales” ante el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago por delitos de asociación ilícita para la comisión de delitos de trata de personas; delitos reiterados de trata de personas con fines de explotación sexual; y blanqueo de capitales. Varios de ellos podrían enfrentar penas que comienzan en los 5 años y un día. Todos quedaron en prisión preventiva.

Además –y por primera vez– el Ministerio Público logró la formalización de dos clientes que contrataron a las menores de edad. Se trata de profesionales que tenían un buen pasar. Uno de ellos usó los servicios de las jóvenes en al menos 12 oportunidades. Y de la revisión de los celulares de las víctimas, se acreditó que le pidieron ayuda para huir en varias ocasiones, pero jamás hizo nada.

Guerra en las sombras

Las causas relativas al crimen organizado siempre se vinculan, porque los nombres se repiten. En este caso, se trata de un homicidio ocurrido en el sector de Bajos de Mena, Puente Alto, donde el 30 de junio de 2022 dos venezolanos fueron asesinados.

Quien reveló la relación fue un subcomisario de la Brigada de Homicidios (BH) de la zona sur, quien declaró ante la persecutora Suazo.

De acuerdo a su testimonio, “Los Orientales” y “Los Valencianos” se unieron y asesinaron a Frank Keisy Vargas, por entonces uno de los líderes del Tren de Aragua en Santiago. 

La muerte de Frank desató una búsqueda frenética para encontrar al “Fagua”, quien era el cabecilla de la organización que prostituía a las jóvenes menores de edad.

En la investigación de la Fiscalía, la pareja de otro de los “orientales” reconoció que, a poco del homicidio de Frank, miembros del Tren de Aragua llegaron hasta Huérfanos 1400, un gueto vertical en el centro de Santiago, donde la prostitución, el narcotráfico y el sicariato se han vuelto costumbre. Allí robaron todo lo que había. Incluso un auto. 

“El problema nace por problemas de pago de plaza. Se supone que los sujetos de Los Orientales tenían que pagar dinero por la plaza de las mujeres que tenían a su cargo, a los del Tren de Aragua, pero ese pago para ellos era injusto y abusivo. Entonces como un mes antes del homicidio, los del Tren de Aragua secuestraron a los de los orientales, les quitaron especies, dinero”, declaró el policía en la indagatoria.

“Fagua” huyó a Panamá y “Morty” está prófugo, en esta historia donde el modus operandi se repite: en la organización, cuando uno muere, hay reemplazo y la cadena delictiva nunca se corta.

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