El exsuperintendente de AFP advirtió sobre consecuencias “calamitosas” de un rechazo a la reforma de pensiones en el Senado. Criticó la idea de destinar cotizaciones extra solo a ahorros individuales y subrayó la urgencia de consenso sobre solidaridad, alertando de un problema previsional a 20 años.
Pese a que es solo el primer paso, tras intensas negociaciones y un exhaustivo conteo de votos, el Gobierno del Presidente Gabriel Boric celebró una importante victoria en el Congreso, ya que la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó la idea de legislar la tan debatida reforma de pensiones. Este paso clave permite que la propuesta avance ahora al Senado, marcando un hito en la agenda legislativa de La Moneda.
El economista y exsuperintendente de AFP y Aseguradoras, Guillermo Larraín, destacó la complejidad de los argumentos presentados durante las discusiones, señalando que “algunos son técnicamente válidos, otros son un poquito voladores de luces”. Su perspectiva crítica, basada en su vasta experiencia en el ámbito, arroja luces sobre la diversidad de opiniones y enfoques que rodean la reforma.
En un nuevo capítulo de Al Pan Pan con Mirna Schindler, Larraín expresó su preocupación al afirmar: “Veo con mucho temor que eventualmente se pueda rechazar esta reforma“. Para el economista, un eventual rechazo sería “calamitoso” y a su juicio tendría consecuencias significativas para el sistema de pensiones en el país.
El experto también abordó la discusión sobre el destino de las cotizaciones adicionales, argumentando que la propuesta de dirigirlas en su totalidad hacia ahorros individuales “es equivocada”. Destacó que, por primera vez en 40 años, se está incorporando la cotización del empleador, subrayando la importancia de este cambio en la estructura del sistema.
“Hay que reconocer que tenemos un problema muy serio de pensiones en los próximos 20 años”, advirtió Larraín, resaltando la urgencia de abordar la situación actual del sistema. En este contexto, de cara a la discusión en el Senado que comenzará en marzo, subrayó la necesidad de llegar a un consenso en el debate sobre pensiones: “En pensiones, lo que importa es que nos pongamos de acuerdo en algo“.
Larraín destacó la división en las preferencias de los distintos sectores: “Hay una parte del país que quiere que haya un esquema con solidaridad, y hay otro que detesta este esquema”. La diversidad de opiniones añade complejidad a las negociaciones y debates en curso.
Y es que —según el economista—el “3 y 3” del Gobierno “era engañoso”. Larraín explicó que en realidad era un “2,1 y 3,9”. Entonces, dijo, “fue muy torpe creo yo esa estructura, esa forma de plantearlo”.
Recordemos que la Cámara despachó la reforma de pensiones al Senado, pero rechazó los ejes centrales del proyecto. Se rechazó el 6% de cotización adicional, su distribución de “3 y 3” y la garantía que otorgaba UF 0,1 por año cotizado. Tampoco se logró aprobar el Inversor de Pensiones del Estado, pero sí se dio luz verde a la PGU.
Para Larraín, con la PGU, el tema de la solidaridad “está resuelta para los más más pobres, pero no para la clase media“.
Finalmente, el economista abordó las tensiones en los sistemas de reparto, indicando que estos están siendo afectados por el “aumento de la longevidad”. Hizo hincapié en que los sistemas de capitalización también se ven afectados por este fenómeno y señaló la necesidad de considerar el impacto de la longevidad en ambos enfoques.
Con la aprobación en la Cámara, la reforma de pensiones avanza al Senado, donde se espera que continúen las intensas discusiones y negociaciones en torno a esta crucial iniciativa que busca transformar el sistema previsional del país.
