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Según blog de medios, el director de El Mercurio cree que «Internet no sirve para nada»


«Internet no sirvió para nada, fue lo que dijo Cristián Zegers, a pocos días del terremoto, mientras evaluaba, junto a los periodistas y editores, el trabajo de El Mercurio en la cobertura de la tragedia».

Así parte su último análisis, el periodista Andrés Azócar, en su blog Hijo del Medio, donde compara el comportamiento de los medios de comunicación en Internet, luego del megaterremoto del 27 de febrero.

Azócar, quien también es director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales agrega que la frase de Zegers «hirió a muchos», «puede ser injusta e incluso parte del desconocimiento sobre lo que representa Emol«. Esto porque, según Azócar, «los sitios tuvieron su gran prueba de fuego y a diferencia de lo que cree el director de El Mercurio, sí cumplieron con su trabajo».

El negativo balance que hizo Zegers del uso de Internet, sin embargo, también podría tener componentes más allá de lo periodístico.

Sabido es que desde que el hijo menor de Agustín Edwards, Cristián, asumió la vicepresidencia de El Mercurio el 1 de julio de 2009, las cosas están cambiando lentamente en Avenida Santa María. De partida Cristián Edwards -quien dejó un alto puesto ejecutivo en The New York Times para arribar a la empresa familiar- asumió con plenos poderes en un cargo que es el paso previo a convertirse en la nueva cabeza del conglomerado, desplazando a Zegers a un segundo lugar.

Tal es su disposición a rediseñar el holding de medios que la primera medida de Cristián Edwards fue separar las plataformas online de la empresa, Emol y El Mercurio, quedándose él a cargo de Emol junto al editor Sebastián Campaña, y dándole a Zegers la responsabilidad sobre la versión web del Decano.

Los cambios internos ya se comentan en los pasillos mercuriales y las expectativas sobre el trabajo de Cristián son altas, al punto que, consultado sobre el tema, Roberto Méndez, presidente de Adimark y asesor de El Mercurio, dijo en octubre pasado que el principal desafío del hijo menor de Agustín Edwards sería  «matar al padre», freudianamente hablando.

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