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“Europa Ya!”: El mejor cine del viejo continente se apodera de la cartelera santiaguina Desde hoy hasta el 27 de julio en el Centro de Extensión de la UC

“Europa Ya!”: El mejor cine del viejo continente se apodera de la cartelera santiaguina

Las últimas películas de realizadores de la estatura creativa del polaco Andrzej Wajda, los franceses Alain Resnais y Claire Denis, el iraní Abbas Kiarostami, el estadounidense Jim Jarmusch, el español Álex de la Iglesia,  el húngaro István Szabó y el rumano Corneliu Porumboiu, entre otros, se podrán ver en el ciclo que se proyectará en la pantalla de la Sala Blanca de la Universidad Católica. Se trata de un esfuerzo organizativo digno de ensalzar, y que constituye un imperdible para estas vacaciones de invierno. Acá, la selección que hizo El Mostrador Cultura+Ciudad, de los mejores cinco filmes que se observarán durante los próximos diez días. 


La noche que cambió dos vidas (Like someone in love, 2012), de Abbas kiarostami. Nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2013.

Akiko (Rin Takanashi) se gana la vida como prostituta en el Tokio contemporáneo, mientras estudia Sociología en la universidad y trata de ocultarle el oficio que desempeña a su machista novio. Una noche, toda su vida dará un vuelco: visitará a un noble viudo (Tadashi Okuno), quien se convertirá en más que un cliente y será su único apoyo durante dos largos días. En esta melancólica y sencilla pieza –su último largometraje de ficción- Kiarostami aborda un tema que nunca será cliché, como lo es la interminable búsqueda del amor a cualquier edad, y bajo cualquier circunstancia.

Sólo los amantes sobreviven (Only lovers left alive, 2013), de Jim Jarmusch.

Siete años demoró el realizador de Flores rotas (2005) en producir esta cinta. Estelarizada por la inglesa Tilda Swinton, Tom Hiddleston, Anton Yelchi y la actriz australiana Mia Wasikowska, se trata de un bellísimo filme, que esconde una historia de amor y un homenaje a todos los héroes de Jarmusch. Protagonizada por vampiros, en concreto por una pareja, Adam (Hiddleston) y Eve (Swinton) —“Mi guiño a Los diarios de Adán y Eva, de Mark Twain”, confesó el cineasta—, es un relato noctámbulo, que transcurre en las calles de un decrépito y en bancarrota Detroit y en los pasajes de un contradictoriamente hastiado y vital Tánger.

Tras la puerta (The door, 2012), de István Szabó.

Adaptada libremente de una novela homónima de Magda Szabó, que fue best seller en los años ‘80, se centra en la compleja y bastante improbable relación entre dos mujeres de orígenes, personalidades e historias bien opuestas, que transcurre en la Hungría de los años del régimen comunista, posterior a la Segunda Guerra Mundial. Una es Magda (Martina Gedeck), la señora, una intelectual que vive felizmente casada, en un elegante caserón; dedicada a la escritura de una ficción con la que aspira a obtener el reconocimiento literario que hasta ahora se le ha negado. La otra, Emerenc (Helen Mirren), bastante mayor, viene de una familia campesina: no ha tenido otra educación que la proporcionada por las duras experiencias de una vida colmada de penurias, aislada del mundo.

Los canallas (Les salauds, 2013), de Claire Denis.

Cinco años después del estreno de la magistral White Material (2009), Claire Denis, tal vez la directora francesa más importante del panorama fílmico contemporáneo, regresa a la pantalla grande con Les salauds, un thriller de cine negro que, lejos de apartarse de la terrible desolación plasmada en sus últimas películas, la lleva un paso más allá. Este es un relato que sorprende por su intrínseca belleza visual, pero que al mismo tiempo envuelve al espectador en un halo profundamente devastador y agobiante. Protagonizada por Vincent Lindon (Marco Silvestri) y Chiara Mastroianni (Raphaëlle), muestra la historia de un marinero que regresa a tierra firme tras el misterioso suicidio de su cuñado (el esposo de su hermana), quien era propietario de una gran cadena de zapatos, ahora en la quiebra.

La mujer, completamente sola, deberá enfrentarse no sólo a la ruina del otrora exitoso negocio, sino a la inexplicable enfermedad mental de su hija que, impasible y sin motivación aparente, suele vagar desnuda por las calles de la ciudad.

Life of Riley (Aimer, boire et chanter, 2014), de Alain Resnais.

Basada en una pieza del dramaturgo británico Alan Ayckbourn, la adaptación ha corrido por cuenta del propio Resnais, de Laurent Herbiet (que ya colaboró con el cineasta en Asuntos privados en lugares públicos, 2006) y de Jean-Marie Besset.

La historia de Aimer, boire et chanter transcurre a lo largo de cuatro estaciones en un Yorkshire bucólico y del que percibimos sólo algunas imágenes (completadas por pequeños dibujos), y que está representado principalmente por decorados de cartón piedra y unos cuantos cuadros (en total no más de cuatro puestas en escena).

Aquí, el gran ausente es George (cuyo nombre se pronuncia permanentemente), quien aún no está muerto, pero le falta poco: los médicos le han dado seis meses de vida como máximo, lo que él interpreta claramente en una invitación a vivir al máximo de sus posibilidades.

La desaparición inminente de este rol al que no vemos nunca (salvo al final, en el que aparece físicamente) trastocará la vida de tres parejas. Por un lado, la  cotidianidad de la insoportable Kathryn y su marido Colin (Azéma y Hippolyte Girardot); por otro, el día a día de Tamara y de su esposo Jack (Caroline Silhol y Michel Vuillermoz); y, por último, las rutinas de la ex mujer de George, Monica, y de su nuevo compañero sentimental, Simeon (interpretados por Sandrine Kiberlain y André Dussollier, respectivamente). Mientras el pequeño grupo prepara una obra de teatro -en la que también participa George-, nos vamos enterando progresivamente de los detalles de la relación que mantienen todos y cada uno de ellos, con el “condenado”.

 

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