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Ficil Biobío: Las andanzas creativas de Javier Fesser, el galardonado cineasta español, que compite en el sur de Chile En 2008 ganó el Goya con su película «Camino»

Ficil Biobío: Las andanzas creativas de Javier Fesser, el galardonado cineasta español, que compite en el sur de Chile

Ganador del Goya (mejor película y director, entre otros) con una obra que exploraba en la religiosidad íntima de una niña madrileña formada en el Opus Dei (una prelatura personal de la Iglesia Católica), que se enfrentaba a una enfermedad terminal y al descubrimiento de su primer amor (“Camino”, 2008), el artista hispano disputa por estos días, con un cortometraje de su autoría, la categoría de ficción internacional del formato, en el más cosmopolita de los festivales locales.


Javier Fesser (Madrid, 1964), es un autor poco conocido para las audiencias nacionales: su película más emblemática, Camino (2008), por ejemplo, jamás llegó a exhibirse comercialmente en una sala de cine del país. Con ese crédito, el artista hispano se adjudicó los galardones de mejor director, guión y película en la versión 2008, de los prestigiosos premios Goya.

En esa cinta relata la historia de la niña española Alexia González-Barros González (1971-1985), quien falleció por un tumor maligno en su columna, y cuya biografía está en proceso de beatificación por la Iglesia Católica: desde Roma, valoran que haya ofrecido su dolor y su sufrimiento, por el Papa y por los demás files, en donde destacan su paz, alegría y oración constante, frente a la adversidad.

Javier Fesser, en tanto, retrata la tragedia de su muerte a tan corta edad, y el descubrimiento del primer amor que hace la joven, inserta en un ambiente de prácticas religiosas extremas, cuando la muerte resulta inapelable y un trámite con día, fecha y hora. La madre de Alexia pertenecía al Opus Dei (como supernumeraria), y había educado a la niña bajo el espíritu y las enseñanzas de la Obra, y de su fundador, san Josemaría Escrivá de Balaguer (por eso, la pieza repite el nombre del principal libro escrito por el sacerdote español).

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“Todas mis películas son importantes, las cuatro (El milagro de P. Tinto, La gran aventura de Mortadelo y Filemón, Camino y Al final todos mueren, y el título de animación Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo) me han hecho feliz y me han dejado muy contento, las cuatro me han enseñado y me han dejado algo, por eso me niego a ponerlas en un espacio de valoración concreto y definido”, observa.

Camino es el único filme que he hecho retratando la realidad y fue un guión que hice en base de documentación y de todo el conocimiento del que fui capaz de acumular, en relación a los personajes de los que hablo. Porque el resto de mis películas, que se manejan en un mundo más absurdo y surrealista, provienen más de la imaginación y de la fantasía. Sobre este crédito se generó una polémica en España y en Perú, en una situación que está más allá del hecho cinematográfico”, añade.

[cita tipo=»destaque»]“Lo que me atrae de Lebu es su sencillez, un rasgo que me parece una cosa muy positiva: la muestra también es muy importante, y no estamos hablando de cortos de alumnos de escuela. Bienvenidos lo filmé en Perú: es una película de ficción y tiene mucho que ver con hechos verificables, se encuentra construida a base de un libreto, redactado in situ, y que bien podría denominarse un documental, en la medida en que refleja la realidad, y todo lo que se incorporó en el guión, de hecho, pertenece a la labor de documentación que hicimos sobre la marcha, en torno a este tipo de personajes: cómo viven su existencia diaria, sobre todo en el mundo cotidiano, los niños y la escuela rural, donde gira la historia”. [/cita]

Camino –continúa- es la persecución por retratar la intimidad de los personajes, dentro del factor religioso, porque a mí me importa mucho la religión. Está tan presente en la educación y en tu circunstancia actual, que sea cual sea tu propia vida, te afecta, no es un tema ajeno. Así, con esa cinta me interesaba muchísimo en ahondar los sentimientos más profundos de los roles. En ese caso específico: la manera y la sociabilidad de un grupo humano para entender el sufrimiento, la muerte de un ser querido, cómo afrontas una tragedia de este tamaño, en el punto de vista de que esto se puede convertir en un regalo, y desde ahí indaga la película, con el intento de llegar a la parte más íntima del alma y del corazón, y eso trata Camino de explorar”, agrega.

Dentro de la filmografía de Fesser, sobresalen no sólo los largometrajes de ficción, sino que también las cintas cómicas dotadas de llamativos efectos especiales, y de animaciones en 3D. Así, dentro de los cineastas españoles se destaca su versatilidad en estilo y lenguaje cinematográfico.

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“Tengo una profesión que me parece maravillosa, que es contar historias, que requiere un idioma, unos códigos, un lugar para contarlas. Lo que equivale a no repetirte, a tener un ingrediente que debe exhibir cualquier nuevo proyecto, que es no conocer exactamente el resultado final, o dicho de otra manera, no tener muy claro cómo se realizará esa película. Me parece fundamental que en un proceso creativo, no tengas la seguridad cien por cien, de que los errores se acaban convirtiendo en una obra. Esa es un poco como mi norma de trabajo: salir de la zona de confort, alejarme de lo que controlo y buscar otros posiciones de pensamiento audiovisual”, explica.

En Ficil Biobío se encuentra participando de la competencia internacional de cortometrajes, con la cinta de 30 minutos, Bienvenidos (2015), la que filmó en la sierra rural peruana.

“Lo que me atrae de Lebu es su sencillez, un rasgo que me parece una cosa muy positiva: la muestra también es muy importante, y no estamos hablando de cortos de alumnos de escuela. Bienvenidos lo filmé en Perú: es una película de ficción y tiene mucho que ver con hechos verificables, se encuentra construida a base de un libreto, redactado in situ, y que bien podría denominarse un documental, en la medida en que refleja la realidad, y todo lo que se incorporó en el guión, de hecho, pertenece a la labor de documentación que hicimos sobre la marcha, en torno a este tipo de personajes: cómo viven su existencia diaria, sobre todo en el mundo cotidiano, los niños y la escuela rural, donde gira la historia. Es una cinta dramática que aborda un proyecto lleno de sentido: llevar luz e internet a 66 mil escuelas de Latinoamérica, y ese propósito es un poco la excusa, para registrar a uno de estos colegios, y contar un pequeño cuento”, describe.

Javier Fesser estudió comunicación audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid, está casado, y tiene tres hijos. Y manifiesta sus opiniones claramente, con respecto al séptimo arte que se graba en estas latitudes.

“Es curioso, porque el cine latinoamericano, en general, no es un formato que llegue fácilmente a la cartelera española, como me imagino que el cine español tampoco llegará con una muestra representativa, por estos lados: a mí el cine que me parece más internacional, es el más local, es decir, las historias audiovisuales que hablan de algo cercano y pequeño, esos son los relatos fílmicos que de verdad que me interesan”, apunta.

“De Chile aprecio bastante a Matías Bize y a Sebastián Silva, especialmente por La nana”, se confiesa con El Mostrador Cultura+Ciudad.

Su próximo trabajo será un drama histórico ambientado en la China de hace tres mil años, en lo que se transformará en una visión moderna de una sociedad tan antigua. Se trata de un largometraje de ficción, que se rodará en Asia, con actores chinos, y que hablarán en en mandarían. “Una buena excusa para salir del lugar de comodidad, del confort artístico e intelectual, de que te hablaba antes”, asume.

Por último, se expresa en torno al cine de su país y de la obra de los directores que le son contemporáneos:

“Me asombra la variedad temática que hay en sus películas. El hilo común es ese factor de solidaridad de querer darle voz a las historias que claman justicia, y que no tienen clara su visibilidad, a contar relatos que tú crees que deben ser mostradas de alguna forma. Me encantan muchísimos directores, por cómo escriben, dirigen, de todos he aprendido algo”, resume.

“Yo no asistí a una escuela de cine, y los realizadores españoles de mi edad, en su mayoría, tampoco: y todos tienen cosas fascinantes, todos provenimos de una experiencia autodidacta, la que es una ventaja enorme para cultivar la variedad cinematográfica y argumental. Fernando Trueba, David Trueba, Julio Medem, Álex de la Iglesia se formaron profesionalmente, a sí mismos, viendo, ensayando y equivocándose, que es la única manera de que las cosas que haces, tengan un sello tuyo y distintivo, de las propuestas de los demás”.

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