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Las huellas de Chang en Sanhattan El vínculo ya le costó su trabajo a tres ejecutivos del Santander

Las huellas de Chang en Sanhattan

Enrique Elgueta
Por : Enrique Elgueta Periodista y consultor senior en Comsulting.
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El ex controlador de la corredora de bolsa Renta 4, un alto ejecutivo de la constructora Paz y dos gerentes de inversión de CorpBanca son parte de los clientes que tenía Arcano en el mundo empresarial y financiero. Sorprende ver el nombre de Luis Alberto Letelier, el conocido abogado de Barros & Errázuriz y presidente de ACAFI. Para Chang, Sanhattan también era su hábitat y su historia como miembro del Endeavor Miami y su amistad con Richard Branson eran un gancho no menor para captar clientes en El Golf. A pesar de que varios fueran expertos en finanzas, no fue suficiente para advertir que se trataba de un esquema Ponzi no regulado.


“Trabajo en esto. El riesgo que uno quiere correr es el que uno está dispuesto. Me pagaron los dividendos mensuales como correspondía y me mandaban el newsletter de rigor. El tipo tenía una buena historia, dueño del 1% de Google y miembro de Endeavor Miami. Lo que ellos te pedían era que les prestaras plata para que, a su nombre, invirtieran en una empresa particular. En teoría hacían el negocio de verdad, como si fuera un venture capital, y te daban un pagaré firmado por Chang quien tenía un respaldo bien grande”. Ese es el relato de uno de los varios clientes que Alberto Chang tenía en Sanhattan.

En palabras del propio dueño de Grupo Arcano, “esa plata finalmente está invertida en nosotros (Grupo Arcano), no en una empresa particular. Entonces, el riesgo de esa persona es que está invirtiendo en una empresa que está en cuatro continentes, invertida en 20 empresas, en diferentes países y monedas. Convengamos que el grado de riesgo es bastante más atomizado”, según dijo hace unas semanas a La Tercera.

Con ese background fueron varios los ejecutivos del barrio El Golf que apostaron por la compañía. Desde presidentes de gremios financieros, a empresarios e incluso ejecutivos que tienen en sus manos las decisiones de inversión de empresas financieras. Nadie de las personas contactadas quiso dar su versión de los hechos, sembrando dudas respecto sobre por qué gente experta en finanzas invirtió en un tipo de servicios no regulado en Chile, una situación no menor y que en Santander vivieron en carne propia luego de la salida forzada del ex tesorero del banco, Gonzalo Jara; Miguel Marzuca, ex jefe de transacciones bancarias globales de la firma; y Macarena Miranda, ex directora ejecutiva de ventas corporativas y estructuración de fondos.

La lista de ejecutivos vinculados al mundo de las finanzas no cesa. Luis Alberto Letelier fue uno de los clientes de Arcano. No solo es abogado y socio del famoso bufete Barros & Errázuriz, sino que ademas es el presidente de ACAFI, la Asociación Chilena Administradoras de Fondos de Inversión, gremio conocido por su alto conocimiento técnico y que se le atribuye un rol importante en la aprobación de la Ley Unica de Fondos, marco legal ampliamente celebrado por el mercado de capitales.

Eso si, el abogado de Barros & Errázuriz fue uno de los afortunados: retiró su inversión en noviembre del año pasado. El monto es todavía desconocido.

Su relación con Chang era a través de Jorge Hurtado Ureta -ex gerente general de Comercial Valco, una de las empresas vinculadas al Grupo Arcano- quien inyectó más de $460 millones en el grupo y hoy acusa a su ex empleador de haberlo estafado. Letelier es esposo de su hermana, María José, y según fuentes que lo conocen éste habría realizado sólo una inversión con un propósito específico.

Este medio intentó contactarlo insistentemente para que explique el contexto de sus inversiones, no sólo porque hoy está abierta una arista tributaria respecto de presuntos no pagos de impuestos por las ganancias que habrían obtenido los clientes de Arcano, pero no fue posible.

¿Su militancia en la Acafi podría traerle problemas? Difícilmente, pues cualquier representante o ejecutivo de una organización financiera no puede ser fiscalizada por sus inversiones personales. Desde la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) explican que son los códigos de ética o marcos regulatorios internos los que se pronuncian sobre estos asuntos, razón que explica la salida de los tres ejecutivos de Santander. Desde el mercado afirman que eventualmente podrían ser sancionados por haber utilizado un vehículo de inversión distinto a la de la empresa en la cual trabajan, considerando que de esa manera la compañía no tiene control de sus inversiones.

Alejandro Glucksmann y Nicolás Glisser también fueron clientes de Arcano, hoy con cargos de responsabilidad en el área de inversiones de la administradora general de fondos de Corpbanca. El primero es subgerente de administración de cartera y el segundo gerente de inversiones de la AGF.

Glucksmann realizó una primera inversión por $26 millones de 2009 a cambio de una tasa de 2,5% mensual. Luego realizó otra en agosto de ese año por $10 millones, con una tasa de 2%, para luego dar el salto en serio con $120 millones en octubre con una rentabilidad de 2% al mes. Glisser invirtió también en agosto de 2009 $7,5 millones, a cambio de una tasa de 2%. Este medio no encontró más registros de él, aunque sí de su hermano Javier Glisser quien puso $10 millones en Arcano a cambio de una tasa de 2%, en septiembre de dicho año.

El Mostrador Mercados quiso contactar a ambos ejecutivos sin embargo la respuesta del banco, hoy absorbido por Itaú, fue negativa.

Naim Jadue fue otro de los clientes del grupo. El ejecutivo es conocido por haber vendido su corredora a Renta 4, la corredora de bolsa no bancaria más grande de España. Los ibéricos entraron en la propiedad a principios de 2012 con el 70% y a fines de 2013 Jadue deja definitivamente la empresa fundada por él mismo, tras ceder el 30% restante.

Poco antes de partir invirtió $20 millones en septiembre de 2013 a una tasa de 1,5% y en 2014 retiró su inversión, una vez vencido el plazo. Nunca más realizó una inversión en la compañía, razón por la cual advierten sus conocedores que habría advertido el riesgo. Consultado por este medio, declinó referirse al asunto.

La relación de Chang con el grupo Cisneros, una de los más ricos de Latinoamérica, o Richard Branson eran parte del gancho que tenía Arcano en algunos círculos empresariales locales. Conocida ya es la inversión que realizó Hernán Briones, presidente de Cementos Biobio, pero no la de Daniel Paz Daniels, controlador de la constructora Paz y actual gerente general inmobiliario. El 6 de marzo de 2012 invirtió sólo $5 millones a una tasa de 1,25%.

Otra ejecutiva de Sanhattan que apostó por Arcano es Claudia Morales, ex fiscal de las sociedades cascada. Invirtió más de $200 millones en un grupo que aparentaba ser serio. Este medio no pudo contactarla.

Según afirman conocedores de otros clientes de Arcano, existían algunos personajes clave para captar clientes. Hay trascendidos de que Chang le pagaba a aquellos clientes que recomendaban sus servicios y lograban abultar la cartera de Arcano, sin embargo hasta ahora eso no ha sido demostrado. Lo que sí está claro es que la bola de nieve del caso Arcano sigue creciendo, dejando su huella en la elite de este país. Ayer se difundió una foto de Chang con Juan Yarur, el conocido «socialité» y  coleccionista de arte contemporaneo que es parte de la familia controladora del BCI.

Entre los inversionistas conocidos que ya han aparecido en diferentes medios en las últimas semanas están el pintor Mario Toral Muñoz y Juan Pablo Swett Amenábar, conocido empresario, líder gremial y acérrimo crítico del gobierno.

 

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