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¡Por qué me engañaste!

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Juan Ayala
Por : Juan Ayala Profesor del Departamento de Estudios Humanísticos, Universidad Técnica Federico Santa María.
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El modelo neoliberal implantado, contribuyó a destruir la familia social, aquella de los vecinos del pasaje, aquella del colegio donde asistían los hijos de los profesionales y comerciantes, con los del obrero calificado y la costurera. Hoy el ser profesional no es garantía. Los pequeños comerciantes y los obreros calificados se convirtieron en empleados de multitiendas y la costurera viró a “nana”.


La crisis actual no es del modelo socio-económico, es de creencias. Rotos los paradigmas, se tensiona la célula de los afectos -la familia- la nuclear y la social. Conducir una solución pasa por revisar el desarrollo del concepto de familia, que tiene muchas acepciones.

El modelo neoliberal implantado, contribuyó a destruir la familia social, aquella de los vecinos del pasaje, aquella del colegio donde asistían los hijos de los profesionales y comerciantes, con los del obrero calificado y la costurera. Hoy el ser profesional no es garantía. Los pequeños comerciantes y los obreros calificados se convirtieron en empleados de multitiendas y la costurera viró a “nana”. Resultado: segregación viciosa. Barrios, colegios y universidades para “los que somos iguales”. A su vez, la familia nuclear inserta en una familia social fraccionada, revela su crisis mediante el consumo desenfrenado y egoísta de bienes y servicios; competitividad por mostrar cosas, pero nunca cariño ni tiempo, porque todos estaban ocupados pagando las deudas.

[cita]El modelo neoliberal implantado, contribuyó a destruir la familia social, aquella de los vecinos del pasaje, aquella del colegio donde asistían los hijos de los profesionales y comerciantes, con los del obrero calificado y la costurera. Hoy el ser profesional no es garantía. Los pequeños comerciantes y los obreros calificados se convirtieron en empleados de multitiendas y la costurera viró a “nana”.[/cita]

Todas las familias están golpeadas por una miope visión económica y deben ser acogidas con cariño por toda la sociedad, acogida que es clamada a gritos. Los muchachos que marchan quieren creer que serán amados, lo que piden es tiempo y cariño. Lo que venga será resultado de aquello. Barrios, colegios y universidades inclusivas, donde te quiero por lo que eres, no por lo que tienes.

Y a nivel de historia política, la crisis familiar se reproduce. Al Presidente no se le cree porque como la esposa engañada, ésta duda en apostar por el futuro. A pesar de que el primer mandatario luchó por tomar distancia del gobierno militar, éste es como el fantasma que pende sobre la pareja “que por los niños se mantiene unida”. Fisuras quedan, solo restañadas por el afecto con que se donen mutuamente el gobernante y la oposición. De no mediar la mejor conducta del esposo, ella en la celebración de bodas de oro podría espetarle, ¿por qué me engañaste?, y como en las parejas las causas de las crisis son compartidas, él le diría, ¿en cuánto contribuiste tú a este quiebre? Conversado podrían seguir caminando, a nivel país se llama Pacto Social.

Han pasado 21 años desde el regreso a la democracia, pero como lo afirmara José Ortega y Gasset, siempre se vive la tensión histórica entre lo contemporáneo y lo coetáneo, los que vivieron el golpe de Estado conviven con los hijos de la dictadura. Parafraseando al ex presidente Aylwin, “cuando ninguno de los que participamos en el quiebre de la democracia estemos vivos, se podrá mirar al futuro”, no obstante la desconfianza de los jóvenes de hoy pudiere sintonizar con el poder si perciben consistencia entre el decir y el hacer, como el padre perdonado por sus hijos. Engañé a su madre, les hice daño a ustedes, pero aquí está mi mano para sostenerlos y levantarlos para la vida, porque los amo.

Y que nadie se equivoque. Las ansias de amor son algo muy concreto, las percibimos en cada cacerolazo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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