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Señor candidato, por favor: lea

Juan Ayala
Por : Juan Ayala Profesor del Departamento de Estudios Humanísticos, Universidad Técnica Federico Santa María.
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Si somos lo que pensamos, y simultáneamente pensamos lo que leemos y leemos lo que pensamos, la huella síquica es tan profunda que la meta cognición se manifiesta como algo natural, entonces nuestros actos de verbalización de lenguaje estarán siempre pautados por una estructura literaria y libresca, que nunca debe confundirse con citar en los discursos, a escritores y poetas, eso resulta tan vano, vacío y falso como playas de mar en Santiago.


Candidatos a diputaciones, senaturías, y Presidencia, antes de hablar, lean, honorables y excelencia incluida. Es más: todos aquellos que pretendan asumir cargos de alta responsabilidad institucional, por favor, lean. Empero emplazados podrían refutar, “pero, yo leo y mucho, leo estados financieros, leo informes de resultados, los abstract los devoro con la mirada, leo balances, leo estadísticas”.

No señor candidato, no se trata de ello, se trata de que el acto de lectura sea algo que se insume. Lo que se insume se hace parte de uno mismo, y es el resultado de una práctica ejecutada racionalmente y con metodología y a lo largo del tiempo. Su fruto se orienta principalmente en pos de la gratuidad, solo tiene valor en sí, no va en función de otra cosa. La contemplación de una obra de arte, el goce que nos brinda la decodificación del mapa estelar, y sobre todo la lectura de libros, se insumen.

[cita]Si somos lo que pensamos, y simultáneamente pensamos lo que leemos y leemos lo que pensamos, la huella síquica es tan profunda que la metacognición se manifiesta como algo natural, entonces nuestros actos de verbalización de lenguaje estarán siempre pautados por una estructura literaria y libresca, que nunca debe confundirse con citar en los discursos, a escritores y poetas, eso resulta tan vano, vacío y falso como playas de mar en Santiago.[/cita]

Carlos Fuentes en su obra póstuma “Personas”, da cuenta de sus vivencias con presidentes, intelectuales y artistas, destacando personalidades como Francois Mitterrand y Felipe González, quienes hablan como libros porque “piensan como libros”, esto es así porque han leído (muchos) libros.

Si somos lo que pensamos, y simultáneamente pensamos lo que leemos y leemos lo que pensamos, la huella síquica es tan profunda que la meta cognición se manifiesta como algo natural, entonces nuestros actos de verbalización de lenguaje estarán siempre pautados por una estructura literaria y libresca, que nunca debe confundirse con citar en los discursos, a escritores y poetas, eso resulta tan vano, vacío y falso como playas de mar en Santiago.

Fuentes también se pregunta ¿qué habrá leído Bush?, parece que solo estados financieros y algo de seguridad interior. Por mi parte incluiría en mi lista de líderes lectores, a Ricardo Lagos Escobar y Fernando Henrique Cardoso. Otrora evidenciaron esa actitud lectora Frei Montalva y Radomiro Tomic, contemporáneos a Fidel Castro quien por quedarse en el discurso asambleísta, pareciera que hubiese leído poco, pero no es así, ha leído y mucho, sin embargo Hugo Chávez nos llama a serias dudas.

Como se va dando cuenta, el líder lector-analfabeto no conoce de signo político. La lectura sistemática forma el carácter, templa el ánimo, y si un líder institucional la encarna, es toda la organización la que gana. Un verdadero líder reflexiona mucho y gestiona lo justo, he ahí la clave.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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