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Gratuidad en educación superior: necesaria e insuficiente

Ernesto Treviño
Por : Ernesto Treviño Director del Centro UC para la Transformación Educativa
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La gratuidad es solamente un paso para la equidad, pero no la garantiza. Es indispensable tomar medidas contundentes para hacer equitativo el acceso y apoyar la adaptación y el éxito de los alumnos más vulnerables en la universidad. Así, aseguraremos equidad en el financiamiento, el acceso y la terminación de estudios superiores, lo que creará un sistema que no premie el nivel socioeconómico sino el mérito, y que dé cabida a todos a la educación superior.


La propuesta de gratuidad en la educación superior ha generado gran controversia porque se piensa, con algo de razón, que podría implicar subsidiar la educación de las clases sociales más pudientes en desmedro de los recursos que podrían destinarse a los estudiantes más vulnerables.

Efectivamente, la “gratuidad” de la universidad (gratuidad entre comillas porque alguien tiene que pagar por la educación) financiada con cargo a rentas generales y sin ninguna otra medida que garantice la equidad en la admisión podría implicar un subsidio de todos los chilenos a los estudiantes más favorecidos. Algo así pasaba hasta hace poco tiempo en Brasil, donde los estudiantes de mayor nivel socioeconómico copaban los cupos de las universidades estatales y gratuitas más prestigiosas. Esto como consecuencia del proceso de selección universitaria.

Por lo tanto, la gratuidad puede ser necesaria pero no suficiente para garantizar la equidad en el acceso y financiamiento de la educación superior. La columna de la profesora Claudia Sanhueza sobre la forma de financiar la gratuidad, publicada en El Mostrador, deja claro que es posible tener educación superior gratuita con un sistema solidario de impuestos contingentes al ingreso de los egresados y eliminando los costos financieros de intermediación de la banca. Además, se requeriría un incremento marginal de recursos adicionales. El mecanismo de financiamiento debería abarcar a todo el sistema de educación superior (universidades estatales, privadas e instituciones superiores de formación técnica).

[cita]La gratuidad es solamente un paso para la equidad, pero no la garantiza. Es indispensable tomar medidas contundentes para hacer equitativo el acceso y apoyar la adaptación y el éxito de los alumnos más vulnerables en la universidad. Así, aseguraremos equidad en el financiamiento, el acceso y la terminación de estudios superiores, lo que creará un sistema que no premie el nivel socioeconómico sino el mérito, y que dé cabida a todos a la educación superior. [/cita]

Si el financiamiento puede resolverse a través de los mecanismos citados, resta entonces cuidar la equidad en el acceso a la educación superior. Se requiere un nuevo sistema único de admisión para todas las instituciones de educación superior, es decir, que incluya a universidades del CRUCH, privadas y la educación técnica de nivel superior. La única forma en que se puede garantizar equidad en el acceso es mediante un sistema de cuotas que asegure el ingreso a la educación superior de estudiantes de todos los niveles socioeconómicos. Este sistema debería asegurar la representación proporcional de los distintos grupos poblacionales en la educación superior, usando medidas de mérito contextuales, donde los alumnos se comparen con sus compañeros. Por lo tanto, los exámenes estandarizados de admisión deberían guardar un peso mínimo en los procesos de admisión, o bien desaparecer, dado que miden en gran medida el nivel socioeconómico más que el mérito. El uso efectivo del ranking de notas podría ser un instrumento para esta medición contextualizada del mérito.

Garantizar el acceso y financiamiento son aún pasos insuficientes para lograr equidad de resultados de los estudiantes más vulnerables. La evidencia nacional muestra que los estudiantes desfavorecidos enfrentan grandes desafíos académicos y sociales al ingresar a la universidad. Los cursos propedéuticos con duración de dos años para nivelar las desventajas académicas y, muy importante, ayudar a los alumnos en los procesos de socialización en la universidad. Esto porque se trata de alumnos que han vivido en un sistema escolar segregado y el paso a la educación superior con diversidad social provoca choques culturales que afectan la autoestima de estos alumnos. La literatura usa la frase “pez grande en estanque chico”, para referirse al fenómeno en donde estudiantes sobresalientes en su contexto particular tienen una alta autoestima, la cual sufre cuando llegan a un contexto donde son uno más porque conviven con otros estudiantes talentosos.

En suma, la gratuidad es solamente un paso para la equidad, pero no la garantiza. Es indispensable tomar medidas contundentes para hacer equitativo el acceso y apoyar la adaptación y el éxito de los alumnos más vulnerables en la universidad. Así, aseguraremos equidad en el financiamiento, el acceso y la terminación de estudios superiores, lo que creará un sistema que no premie el nivel socioeconómico sino el mérito, y que dé cabida a todos a la educación superior.

Esto implica dejar atrás la época donde las pruebas estandarizadas pierdan el peso gigantesco que aún tienen para determinar el acceso a la educación superior y el financiamiento de la misma.

Estableciendo un sistema en que los estudiantes de nivel socioeconómico bajo ingresen a la educación superior.

 

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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