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Violencia contra la niñez mapuche y discriminación naturalizada

Elisa Loncon Antileo
Por : Elisa Loncon Antileo Linguista, Presidenta de la Convención Constitucional
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La vergonzosa y burlesca operación de la inteligencia de Carabineros «Huracán» contra los mapuche ha dejado a la vista de todos la violencia naturalizada contra la niñez mapuche e indígena en Chile.

Los medios de comunicación y las redes sociales así lo muestran. Digo burlesca y vergonzosa porque si de «Huracán» se tratara, el gobierno tendría que correr para la defensa de los ciudadanos. Pero este no es el caso, porque aún habiendo pocas medidas de protección a la infancia, el Estado y gobierno no las aplican para el resguardo de los derechos de la infancia indígena.

Los niños en los allanamientos a los comuneros mapuche son golpeados, asfixiados por las bombas lacrimógenas. También son perseguidos y amenazado por policías de civil. Todo ello al amparo de las leyes.

Según Unicef en Chile, un 8,7% de la población menor de 18 años es indígena. Las niñas y niños, al igual que los indígena en general, representan el mayor índice de vulnerabilidad respecto a un no indígena: el 29,5% se encuentra bajo la línea de la pobreza, mientras esta cifra desciende a 22,5%, en caso del no indígena.

La Convención Internacional de los Derechos del Niño, ratificada y en vigencia en nuestro país desde 1990, se impone en su artículo 29 N° 1, letras c) y d), la obligación de los Estados Partes de: “ c) Inculcar al niño el respeto de sus padres, de su propia identidad cultural, de su idioma y de sus valores…”; y  “d) Preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígenas”.

En el artículo 30, instruye que: No se negará a un niño indígena el derecho que le corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión, o a emplear su propio idioma».

[cita tipo=»destaque»]El maltrato a la niñez indígena es de larga data. ¿Cuántos habrán muertos en la ocupación militar de la Araucanía? No se sabe. ¿Cuántos murieron en las tomas de terrenos por vivienda en las poblaciones? Algunos datos se logran levantar haciendo trabajo de campo o escuchando el relato oral de los mayores.[/cita]

Lamentablemente, las Fuerzas Especiales de Carabineros no asumen ni respetan a ningún niño. Vulneran todos sus derechos en las diferentes manifestaciones sociales realizadas por la educación y peor aún, se ensañan con la niñez indígena, ejerciendo maltrato físico y psicológico, maltratando y amenazando a sus padres frente a los niños, hechos naturalizados en la institución de Carabineros de Chile.

El maltrato a la niñez indígena es de larga data. ¿Cuántos habrán muertos en la ocupación militar de la Araucanía? No se sabe. ¿Cuántos murieron en las tomas de terrenos por vivienda en las poblaciones? Algunos datos se logran levantar haciendo trabajo de campo o escuchando el relato oral de los mayores.

Pero también están las otras violencias, las que se han instalado en los medios, las que han instalado personas que tienen intereses económico en el Wallmapu. El estigma del «mapuche terrorista» ha sobrepasado el currículum escolar, y esto es obra de la Ley Antiterrorista, de cuya aplicación es directamente responsable el gobierno de Chile.

Ha sido tanta la fuerza de la palabra «terrorista» que en las escuelas se han dado casos de niños mapuche que son rechazados por sus propios compañeros al ser asociados con “los malos”, con los que incendian bosque, camiones y crean conflictos, información recogida en trabajo con profesores.

El sistema educativo chileno ha colaborado muy poco para evitar el estigma de violencia con que se cubren las injusticias y la falta de reconocimiento de los derechos a los pueblos indígenas. Los pueblos han reivindicado ya por muchos años la educación intercultural para todos, para que los chilenos conozcan los pueblos originarios, los valoren y los quieran, y el gobierno hace oídos sordos.

La escuela no enseña lo que significó la guerra de Arauco para los indígenas. Por ejemplo, hoy el programa de historia sigue hablando del indígena como parte del pasado, no como un pueblo vigente en la actualidad.

Las bases de datos del Mineduc, año 2016, registran un total 180.100 niños indígenas como parte del sistema escolar tanto de enseñanza básica y media. De los estudiantes de enseñanza básica, el 16% de las escuelas impartió la asignatura de “Lengua Indígena” durante el año pasado. No obstante, la mayoría de las y los niños no tienen acceso a conocer su cultura, lengua, ni a fortalecer su identidad vía escuela.

Por otro lado, hasta el momento ninguna universidad forma profesores para enseñar lenguas indígenas, y quienes enseñamos segundas o terceras lenguas bien sabemos que enseñar un idioma no es un hobby, requiere formación académica.

La discriminación racial destruye la identidad, la cultura, la integridad humana; no es digna para ningún ser humano. Mientras escribo esta nota recuerdo mis tiempo escolares, niños indígenas asociados a los malos olores de la sala de clases. Pero eran los niños que trabajan en la mañana y en la tarde estudiaban, que sudaban recorriendo las calles vendiendo verduras, quesos para comprar sus necesidades.

Si se perdía algo en la sala, el niño mapuche era culpable, el ladrón; si el niño no llegaba con sus tareas era el flojo; pero jamás los profesores averiguaron que el niño no hizo las tareas porque no había luz en la casa o porque no tenía materiales para hacerlo.

La niñez indígena en la escuela ha sido víctima del currículum real, porque este no dialoga con su cultura, su lengua, sus experiencias, su historia; y del currículum oculto, porque muchos profesores asimilaron que ser indígena era ser flojo, maloliente y ladrón.

Como educadora hago una llamado a la conciencia humana de los chilenos, a los colegas educadores para trasformar la escuela colonial, racista y discriminadora, para dignificar a nuestras niñas y niños en sus mundos, culturas, identidades, y a repudiar el adjetivo de «terrorista» con el se maltrata a nuestros niños mapuche en la actualidad. La Ley Antiterrorista viola el derecho al debido proceso, es injusta, por decir lo menos. No se puede acusar a la gente mapuche que reivindica derechos políticos, de «terrorista», sin antes comprobarlo.

Los pueblos indígenas somos culturas de palabra, del diálogo; de parlamento, de acuerdo. Y en época de campaña llamamos a los candidatos a crear propuestas para proteger los derechos de la niñez indígena. Hoy es tema ausente en todos los programas; basta ya de naturalizar la violencia con las y los niños mapuche.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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