La pandemia. No repetiremos todo lo ya dicho por muchos. Solo enumeraré algunos temas relevantes para este análisis.
- La curva ascendente recién está comenzando en muchas comunas, como Puente Alto o La Reina. Esto se va a poner peor antes que comience a mejorar.
- Hay cierta analogía entre Oriente – Poniente de Santiago, con Norte – Sur de Italia. La pandemia comienza en zonas adineradas y luego se derrama a las zonas más pobres, con mayor desempleo y presencia de mafia o narcos. En el sur de Italia ya están comenzando los saqueos y, predeciblemente, la mafia distribuye alimentos, convirtiéndose en el Estado en la práctica.
- No concuerdo con los alcaldes de la RM. Concuerdo con una publicación de profesores de la Universidad de Chile: “Un escalamiento más acelerado de las medidas de distanciamiento durante estas semanas críticas, seguido de cuarentenas alternantes y de duración acotada, basadas en criterios estrictos, permite visualizar un futuro abordable para el país”. Por cierto, es probable que estas alternancias duren hasta 2021, cuando llegue la ansiada vacuna.
- Para esos criterios estrictos, es vital contar con disponibilidad masiva de testeo de presencia del virus (para detectar asintomáticos) y también de test de presencia de anticuerpos para seguirles la pista a quienes ya lo tuvieron.
- Muchas personas no han querido o podido entender los mensajes del gobierno y el Minsal respecto a las precauciones necesarias. Aquellos sin ingresos se ven obligados a salir a trabajar para parar la olla. Los cuicos, simplemente irresponsables. Las formas y procedimientos de comunicación social a los ciudadanos han sido muy insuficientes o inadecuadas. Si uno no entendió, es estúpido. Si miles no entienden, es la forma de comunicar la inadecuada.
- Se viene el invierno. Los sistemas de salud pública se atestaban sin coronavirus. ¿Como vendrá la mano ahora? Aunque el distanciamiento social también podría frenar en parte la influenza y demás virus. Ojalá.
Patología mental en Chile. Muchos hemos advertido reiteradamente sobre este problema, pero muy pocos han querido escuchar, ni en sucesivos gobiernos ni mucho menos en esferas políticas. Es una verdad demasiado inconveniente.
- El 26% de los niños sufre violencia física o sexual grave en el hogar (sí, 26%). La prevalencia total para trastornos tales como ansiedad crónica, depresión crónica, adicción y/o violencia incontrolada en niños y adolescentes es de 22,5%. Tenemos entonces 1.2 millones de ciudadanos de 3 a 18 años con patologías (sí, 1.2 millones), cifras peores que en el resto de América Latina. Estas patologías, en la mayoría de los casos no tratados, se prolongan hasta la adultez.
- En comunas de bajos ingresos la posibilidad de acceder a apoyo psiquiátrico y/o psicológico –significativo y continuo– es cercana a cero, y en regiones es derechamente cero.
Ahora, piense usted en familias sometidas a un encierro riguroso en sus hogares por algunas semanas y saque sus conclusiones.
Desempleo. Ahora la pandemia ya está llevando masivamente al cierre de empresas pequeñas y a grandes despidos en medianas y grandes. En hogares de bajos ingresos, la pérdida del empleo o del subempleo por cuenta propia lleva directamente a pasar penurias tales como no tener para comer o para la estufa de la casa en el invierno. Podríamos llegar a tener más fallecimientos como consecuencia de las cuarentenas, que aquellos que las cuarentenas previenen.
El gobierno y Banco Central anunciaron, correctamente, dos paquetes económicos sucesivos, con más de US$ 30 mil millones, tanto para aliviar a los que perdieron el empleo como a los empleados por cuenta propia que se han quedado sin trabajo, y para fortalecer las empresas. Están en línea con otros países, aun cuando veremos que se requiere un tercer paquete.
Es dudoso si estos recursos llegarán pronto al bolsillo de las personas y a las finanzas de las empresas. Las quejas por las colas ya comenzaron. ¿Cuántas personas con un cierto analfabetismo funcional no tendrán claridad respecto a los trámites? ¿Cuántos dueños de pymes sabrán lo que es el FOGAPE? En suma, ¿cuántas personas adicionales habrá en estado de ansiedad y angustia por no poder cubrir oportunamente las necesidades mínimas de su familia?
El triángulo vicioso. Una imagen vale por mil palabras. Pero vaya la explicación, primero con las flechas sin relleno:
a) La pandemia aumenta patologías como ansiedad, depresión, drogas y alcoholismo; y a la inversa, las personas con patologías incurren en errores y conductas que facilitan su contagio.
b) La prevención de la pandemia, con encierro, genera desempleo acompañado de ansiedad y frustración; y a la inversa las personas desempleadas se ven obligadas a salir, aumentando sus posibilidades de contagio.
c) Las patologías mentales hacen difícil encontrar empleo; y a la inversa, el desempleo empeora las patologías mentales.
Esto conduce a las flechas rellenas de color negro (real y metafórico): los síndromes ansiosos y de violencia descontrolada, por un lado, y del otro, la imposibilidad de “parar la olla”, con su correspondiente angustia y rabia, podrían llevar a mucha gente a estallar en las calles.
En esta ocasión los asaltos y saqueos no tendrían motivaciones políticas, ni de clases medias con expectativas incumplidas, sino que necesidades de las personas de menos recursos. Por supuesto, en este escenario los violentistas y narcos aprovecharían nuevamente la pasada para sus propios fines.
El Estallido #1 fue esencialmente de clase media, el Estallido #2 sería de clase baja, aunque los manifestantes del anterior participarían con gusto del siguiente. Chile puede así continuar en una espiral ascendente de violencia y deterioro político, social y económico, con el Gobierno en el suelo, por más esfuerzos sanitarios y económicos que haya desplegado para controlar la pandemia. Podría ser una tormenta perfecta.
Cuatro Soluciones Complementarias. Un fenómeno multifactorial y complejo como esta tormenta perfecta habría que contenerlo en, a lo menos, cuatro frentes simultáneos y urgentes, más allá de las medidas sanitarias y económicas que ya se han desplegado:
- Comunicación Social. El caso de Nueva Zelanda es, una vez más, emblemático de éxito, esta vez para controlar la pandemia. Han tenido solo un fallecimiento. El liderazgo empático de su primera ministra Jacinda Ardern ha sido vital. Los kiwis hacen lo que ella les pide por televisión y punto. Con nuestros bajísimos niveles de confianza en el Gobierno, no tenemos una Jacinda. Por ello, habría que iniciar un programa masivo, creativo, y muy bien financiado, de comunicación social por TV y radio, con spots, humor, cariño, para educar a toda la ciudadanía y para convencerla de cumplir con lo que se les solicita, incluyendo sus conductas en el interior del hogar. Deseablemente, los artistas y futbolistas que son nuestros íconos, debieran participar y don Francis también. Se ha criticado un gasto misérrimo de 400 millones de pesos en este ámbito. Digamos más bien que 4 mil millones se hace poco para la dimensión de este desafío. Pero también habría que endurecer aún más las penas y fiscalizar hasta que la letra entre con cariño o con sangre.
- Testeo Masivo. Lo tienen muy claro todos. Pero no está fácil. Si los americanos no están logrando abastecerse hasta hoy de los insumos para la capacidad de fabricación en gran escala de ambos tipos de test, menos podremos acá. No tengo idea si nuestros científicos, tecnólogos, ingenieros y empresas, pueden montar una gran capacidad local, pero es imprescindible apoyarlos para que lo logren, pues está difícil, con escasez mundial, que otros países sean muy generosos con nosotros. Los test no son solo vitales para controlar la pandemia, sino también para permitir –a los ya recuperados– reintegrarse a sus labores. Ahorrar en esto también puede salir muy caro.
- Mesa de Ayuda Psicológica Masiva. Si, como parece, tendremos muchas semanas o meses de encierros en muchas comunas (roguemos que no haya rebrotes), y tenemos además el sustrato ya descrito de patologías mentales, habrá consecuencias muy negativas e impredecibles, incluyendo una posible epidemia de violencia intrafamiliar. Habría que montar mesas de ayuda telefónica integradas por varios cientos o incluso miles de sicólogos, siquiatras y asistentes sociales en todas las regiones. Es otro ámbito en que no podemos darnos el lujo de ahorrar.
- Ingreso Básico Universal (IBU). Los paquetes económicos no van a alcanzar. Las ayudas a las personas solo duran tres meses, decrecientes, y para peor, no les llegarán a tiempo con la burocracia intermedia. Hora del IBU: la asignación de un monto mensual sin condiciones de contraparte, a cada hombre, mujer, niño o niña, Sename incluido. Es automático y no depende del estatus laboral ni los ingresos de las personas. Hay extensa literatura al respecto, y un número creciente de personas en la izquierda y derecha que creemos que no habrá otra manera expedita de hacerles llegar recursos a las personas a tiempo para darles la seguridad mínima necesaria. Hasta Trump quiere hacerlo. Podemos aprovechar que Chile ha avanzado una enormidad con su cuenta RUT y sus Cajas Vecinas o similares para llegar muy rápido a la gente. Hay quienes opinan que debiera ser por un período acotado. Otros opinan que es solo al 50-70% de más bajos ingresos. Me inclino a pensar que debe ser para el 70%, y permanente, ya que el siglo XXI lo irá haciendo cada vez más imperioso, pero no nos vamos a pelear por eso ahora. Si se financia con deuda o más impuestos a las personas más ricas, ya veremos. Un estallido nuevo y más grande es una amenaza demasiado grave y saldrá diez veces más caro para todos.
El Estado chileno ha dado anteriormente algunos ejemplos internacionales: la alimentación infantil, el SII y la Cuenta RUT, entre otros. Convirtamos entonces nuestra pandemia-estallido en una nueva oportunidad para innovar en grande y con osadía.
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