PAÍS
La actitud del académico en esta oportunidad dista de lo mostrado en anteriores ocasiones, como por ejemplo en el año 2011, cuando hubo un desalojo con Carabineros y bombas lacrimógenas en el Campus San Joaquín, en la protesta de la Facultad de Humanidades.
Ignacio Sánchez se ha quedado sin margen en la toma feminista de la Universidad Católica. El rector de la UC aseguró que no desalojará a las estudiantes, e incluso, se mostró dispuesto a conversar con ellas.
«Debemos dar un ejemplo de diálogo», señaló.
Aproximadamente 100 estudiantes de diversas carreras iniciaron la toma, un hecho que no ocurría en la icónica sede de la PUC desde 1967. Medicina y Derecho, entre otras, son algunas de las facultades que se mantienen en protesta.
La actitud de Sánchez en esta oportunidad dista de lo mostrado en anteriores ocasiones, como por ejemplo en el año 2011, cuando hubo un desalojo con Carabineros y bombas lacrimógenas en el Campus San Joaquín, en la toma de la Facultad de Humanidades.
El contexto es complejo. Todas las miradas están encima de Sánchez, por lo que cualquier resolución que él tome podría jugarle en contra.
El rector se mostró dispuesto a dialogar, pero puso una condición: deponer la toma. «Es muy importante si queremos potenciar el diálogo que ellas desistan esta toma, hay un derecho de la comunidad universitaria a usar esos espacios».
La autoridad universitaria calificó la protesta como «violenta» y «antidemocrática». «Hemos tenido un diálogo permanente, por eso es que me llama tanto la atención esta toma (…) la universidad consiste en el diálogo y expresión de las ideas».
El médico instó a las estudiantes a sostener una reunión personal para conocer las motivaciones de la toma cuyo petitorio incluye demandas «muy amplias, muy complejas, algunas de las cuales hemos estado trabajando».
Aunque Sánchez señaló que no pedirá el desalojo, sí aclaró que no puede comprometerse a no iniciar sumarios en caso de que la toma se extienda por varios días.
