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Cecilia Morel, el comodín de La Moneda en tiempos complicados PAÍS

Cecilia Morel, el comodín de La Moneda en tiempos complicados

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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Desde su círculo explicaron que es verdad que le piden que “alce la voz en algunos temas”, especialmente en los que “complican más al Presidente”, pero añadieron que, no obstante eso, todas sus intervenciones siempre están “marcadas por lo que ella quiere decir”. A pesar de su buen rendimiento en las encuestas y tener el papel de ser el lado amable de Sebastián Piñera, sus cercanos aseguraron que está cansada, que “el traje de la Primera Dama no le es cómodo, no le gusta, está cumpliendo un rol que no le gusta mucho, pero lo trata de hacer lo mejor posible”, y que parte de esa incomodidad pasa –reconocieron en La Moneda– por los constantes “impasses” que tiene con el Mandatario.


El rol de la Primera Dama parece gastado en tiempos de cambio, estallidos feministas y emancipación de la mujer. En el mundo político algunos la consideran una “institución arcaica”, que no debiera mantenerse en la estructura del Estado, mientras que otros la defienden como parte de las “tradiciones republicanas” y que, tras el paso por La Moneda de la ex Presidenta Michelle Bachelet, quedó en claro que es un cargo que tiene mucha más posibilidades que solo remitirse al de ser la pareja del jefe de Estado.

Ya desde la campaña presidencial de Sebastián Piñera el 2009 y en su primer mandato, la Primera Dama, o solo Cecilia, como prefiere realmente que la llamen, ha jugado un papel no menor: es el lado amable del Mandatario, empática y con llegada a la gente, siempre ha tenido un buen desempeño en las encuestas, con niveles de aprobación cercanos al 80%.

Nunca deja de llamar la atención cuando se mueve en las lides políticas, ya que no es habitual que las «primeras damas» entren al debate contingente. El fin de semana Cecilia Morel dio una extensa entrevista a El Mercurio, totalmente en clave política, donde fustigó con dureza a la oposición y precisó que existe «una desconexión total entre las élites, el Parlamento, los políticos y la gente”, a la que «no le importa la discusión política, ni siquiera los veo tan partidarios de algún partido político».

Críticas vertidas justo cuando la Reforma Tributaria del Gobierno está entrampada en el Congreso y después de la ronda que tuvo Piñera la semana pasada con los distintos presidentes de partidos de la oposición y, en relación con las cuales los dirigentes cuestionaron la real voluntad de diálogo del Mandatario. Un  despliegue que no es casual: en el oficialismo recalcan que en este segundo mandato Morel ha tomado un rol “más político, pero menos visible” y que dicho comportamiento respondería a un acuerdo entre ella y el propio Primer Mandatario.

Desde su estratégico buen desempeño en la campaña del 2017, que en la derecha algunos han visto en ella una posible carta de renovación política para el piñerismo, una idea que sigue en el aire, aunque recalcaron que por ahora su papel ha sido el de “salvavidas político para el Presidente”, según explicó un colaborador de Morel.

Para el especialista en comunicación política Cristián Leporati, la Primera Dama ha tenido un rol distinto al del primer Gobierno de Piñera: “El protagonismo de Cecilia Morel era efectivamente mucho más relevante, tenía una gran libertad de agenda, tomando el lado más humano, emocional. En este Gobierno la agenda que diseñaron es mucho más restringida, porque el Presidente Piñera en su fuero interno cree que ese lado emocional lo tiene más desarrollado”. El director de la Escuela de Publicidad de la UDP agregó que Morel «competía, le robaba cámara al Presidente y creo que para un régimen presidencialista como el nuestro y para un perfil psicológico como el de Piñera, eso le restaba”.

Desde su círculo explicaron que las entrevistas sobre coyuntura que da responden a un “ímpetu político innato en ella”, pero también le piden que “alce la voz en algunos temas”, especialmente en los que “complican más al Presidente”, aunque siempre están “marcadas por lo que ella quiere decir”. Tiene línea directa con el Jefe de Estado y «no pasa ni por Larroulet”, destacaron en Palacio.

[cita tipo=»destaque»]Al respecto, la analista destacó que Morel “tiene condiciones para ser política, tiene opinión y más olfato político que su marido en muchas ocasiones, como cuando le dijo que ‘guarde el papelito’. Evidentemente, ella tuvo más tino político. O cuando ella le para un poco la moto, cuando al Presidente se le arranca la imaginación. Pero cuando uno busca el rol de una mujer en política, no busca la costilla de Adán”. Agregó que “la política es una actividad que no requiere de sexo, lo que hay que hablar es de la política que hace Cecilia Morel. En cuanto se hable de la política que hace la Primera Dama, yo me pierdo y digo ‘perdón, aquí hay un problema’. La política no está hecha por una condición o una relación y es ahí donde la cosa se empieza a enredar toda”.[/cita]

Pero también reconocen que Morel está cansada, que “el traje de la Primera Dama no le es cómodo, no le gusta, está cumpliendo un rol que no le gusta mucho, pero lo trata de hacer lo mejor posible” y precisan que bajo ninguna circunstancia piensa en una carrera política propia o la perspectiva de un posible cargo de elección popular.

Parte de la incomodidad de Morel con el rol de Primera Dama, pasa –reconocieron en La Moneda– por los constantes “impasses” que tiene con el Mandatario, los que no son solo de «humorada, no es solo el tema del papelito”. Un hecho que habría causado bastante ruido fue el rechazo público del Presidente a tomarle la mano mientras caminaban, en La Moneda, junto a los reyes de Noruega la semana pasada. Son este tipo de situaciones las que han generado “una merma importante» para Morel, explicó uno de sus colaboradores.

Desde Chile Vamos afirmaron que Morel “podría tener mucho más liderazgo”, pero que no es de su interés, lo que le permite tener una relación sin conflictos con ministras y ministros, respeta las agendas sectoriales, y explicaría por qué no ha tenido mayor protagonismo en los temas de agenda de la mujer, área que –según los expertos– debería ser mucho más aprovechada.

Morel ha desarrollado una estrecha relación con algunas ministras, como la de Transportes, Gloria Hutt, y del Mineduc, Marcela Cubillos, con las que tendría “línea abierta y directa”. De hecho, en su entrevista a El mercurio las destacó a ambas como presidenciables, frase que llamó la atención en Chile Vamos, ya que pocas veces se le ha visto “abanderarse” por alguien del conglomerado.

Para la directora de Chile MORI, Marta Lagos, el principal problema para Morel es ser reconocida como una Primera Dama y que “siempre tendrá un rol secundario”, ya que si bien tiene «todo el derecho a meterse en política, de opinar de política, en tanto lo haga desde su posición de Primera Dama, se está disminuyendo como persona, como política”.

Al respecto, la analista destacó que Morel “tiene condiciones para ser política, tiene opinión y más olfato político que su marido en muchas ocasiones, como cuando le dijo que ‘guarde el papelito’. Evidentemente, ella tuvo más tino político. O cuando ella le para un poco la moto, cuando al Presidente se le arranca la imaginación. Pero cuando uno busca el rol de una mujer en política, no busca la costilla de Adán”. Agregó que “la política es una actividad que no requiere de sexo, lo que hay que hablar es de la política que hace Cecilia Morel. En cuanto se hable de la política que hace la Primera Dama, yo me pierdo y digo ‘perdón, aquí hay un problema’. La política no está hecha por una condición o una relación y es ahí donde la cosa se empieza a enredar toda”.

Una agenda acotada

La estrategia de Morel para este año es clara: mejorar las condiciones para los adultos mayores, ese es su principal objetivo, el que mantendría mientras esté en La Moneda.  La “Agenda Adulto Mayor” implica un plan multisectorial de políticas públicas, que contiene más de 20 iniciativas activas y otras 25 que están en carpeta con la perspectiva de “volver a integrar y visibilizar a los adultos mayores a través de un envejecimiento positivo y activo”.

Una estrategia que, en opinión de Leporati, no es del todo acertada. “En Chile efectivamente estamos envejeciendo, pero en la forma de vida neoliberal nadie quiere asumir la vejez, todos hacen lo imposible para permanecer jóvenes. Entonces, yo diría que el discurso de la tercera edad no es un tema que empatice bien con la opinión pública hoy en día. Claramente es un tema relevante, pero políticamente y comunicacionalmente no es tema”.

De acuerdo al círculo cercano de Morel, la prioridad en este tema no solo pasa por “el bolsón de votos” que hay en este segmento de la población, el más proclive a votar en tiempos de sufragio voluntario, sino que responde también a una preocupación personal de ella, en virtud de lo cual expuso en la ONU durante el 2018 sobre el tema y coordina reuniones con parlamentarios y autoridades para sacar adelante su agenda.

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