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El Primer Comando Capital (PCC): la hermandad criminal brasileña que ya opera en Chile PAÍS PDI

El Primer Comando Capital (PCC): la hermandad criminal brasileña que ya opera en Chile

Carlos Basso Prieto
Por : Carlos Basso Prieto Unidad de Investigación de El Mostrador
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La organización criminal más importante del continente hace años que tiene tentáculos en Chile. Al menos ocho de estos sujetos, varios de ellos chilenos, fueron identificados por la policía brasileña y sus nombres entregados a Carabineros, por medio del agregado de esa policía en Brasilia.


Atrás quedaron aquellos días, casi inocentes, en que cualquier autoridad a la que se le preguntara negaba en forma taxativa la existencia de sujetos pertenecientes a organizaciones criminales de corte transnacional en Chile. Hoy, sin embargo, el listado de estas parece no terminar de incrementarse y al Tren de Aragua (hoy renombrado como “Los piratas de Aragua”), Los Gallegos, Los Pulpos, los Chonekillers, Los Lobos y muchos más, se suma la que quizá sea la más importante que existe en el continente: el Primer Comando Capital (PCC), cuyo origen se encuentra en Sao Paulo.

En 2022, el agregado policial de Carabineros en Brasil recibió, de parte del promotor de Justicia del Estado de Sao Paulo, un informe en el cual se explicaba que, luego de una serie de allanamientos realizados en diversos penales, se incautaron teléfonos que daban cuenta de la existencia de una serie de comunicaciones desde dichas cárceles con 10 sujetos que tenían residencia en nuestro país, que se creía que eran “los nexos entre Brasil y Chile”.

La llegada de dicho antecedente, que en Chile fue diligenciado por el OS-7 de Carabineros, coincidió con otra investigación, esta vez realizada por la Brigada de Investigación Criminal de San Ramón (de la PDI), que culminó con la incautación de 15 armas que se mantenían sepultadas en un barretín subterráneo, como informó El Mostrador, las cuales se cree que pertenecen al PCC.

Según el informe de la policía uniformada, los integrantes del PCC en Chile son encabezados por Juan Bayron Nataly Santander, un delincuente habitual de Pudahuel, conocido como “Pelado”, quien actualmente se encuentra recluido por varios delitos, entre ellos homicidio frustrado, lesiones, tráfico de drogas y robo con intimidación.

Muy cercano a él es el brasileño Lucas Leonardo de Oliveira Santos, quien se halla recluido en la cárcel de Puente Alto, condenado a 5 años por homicidio (tenía una condena previa por tráfico de drogas en pequeñas cantidades). En 2022 se ordenó la expulsión de Chile de Oliveira, conocido como “Negrinho”, pero ello quedó paralizado por más de un año en función de una reclamación al respecto interpuesta por la Corporación de Asistencia Judicial, a nombre de la madre de Oliveira, quien asegura que su hijo llegó en 2007 a nuestro país “en búsqueda de mejores oportunidades” y que poseía arraigo familiar, oponiéndose a la expulsión. Esta, sin embargo, fue ratificada por la Corte Suprema.

Otros miembros plenamente identificados del PCC, según el informe de Carabineros, son Eduardo Videla Martínez, más conocido como “Nacho”; Brayan Eduardo Eugenio, llamado “Nacho”; José Luis Casonis Miranda, cuyo alias es “Cocha”; y Robinson Jesús Romo Vargas, que posee el sugestivo apodo de “El Chapo”. Hay otros dos sujetos que se piensa que también son brasileños: Izaque Antonio, llamado “Guatao Isaque”, y Luiz Quintero, apodado “Luisito”. Además de ellos, se conocen solo los alias de otros dos miembros del PCC en Chile: “Nano” y “Toto”.

En las entrañas del PCC

Al respecto, el consultor internacional en crimen organizado y columnista de El Mostrador, Pablo Zeballos, explica que “el PCC es una estructura criminal de características transnacionales que tiene su origen en Sao Paulo, Brasil, en las cárceles, que nace en 1992 a consecuencia de una compleja situación penitenciaria caracterizada por condiciones bastante inhumanas, de violencia, de sometimiento, que terminó con el famoso motín de Carandirú, donde murieron 109 reos a manos de la policía”.

Tras ello, detalla, “los sobrevivientes de esa estructura concluyeron que la única forma de sobrevivir en las condiciones precarias de las prisiones de Sao Paulo era unificarse, evitando, de paso, las extorsiones que eran cometidas por otros presos más poderosos en los mismos cuartos penitenciarios, hasta que esa estructura empieza a cobrar fuerza y empieza a funcionar como una especie de hermandad criminal”.

Como líder absoluto de ella terminó erigiéndose Marcos Williams Herbas Camacho, más conocido como “Marcola”, quien está preso desde 1999 (suma condenas por 232 años), lo que no le ha impedido dirigir al grupo desde la cárcel, levantando un imperio criminal pocas veces visto en el continente.

A diferencia de otros grupos, como el Tren de Aragua –que también tiene un origen carcelario, lo mismo que Los Choneros y otros grupos de Ecuador–, la pertenencia al PCC es un poco más compleja e implica juramentos de lealtad hacia la organización. Zeballos recuerda que incluso cuenta con un manifiesto, que se cree que tiene partes “que no son muy ciertas”, pero explica que, en términos filosóficos, “esta hermandad criminal señala que todos los criminales sometidos a sistemas penitenciarios son hermanos por el solo hecho de estar presos y que deben apoyarse y luchar contra cualquier amenaza que venga desde la prisión o fuera de la prisión”.

También se ha indicado que para entrar al grupo los nuevos reclutas deben pasar por una ceremonia de iniciación. Al respecto, el experto indica que hay indicios, recopilados en distintas investigaciones, que evidencian que “existen a lo menos juramentos de iniciación muy al estilo italiano. De hecho, hay investigadores que dicen que esto surge de dos presos napolitanos que estuvieron presos con gente del PCC”.

En cuanto a la importancia actual del grupo, explica que sin duda es una de las estructuras criminales más importantes del continente y que posee “una capacidad y vocación internacional que ha amplificado su mercado criminal, abriendo el tráfico internacional de drogas en Europa, generando alianzas muy importantes con las estructuras europeas”, aunque advierte que en materia de crimen organizado “cualquier cosa que podamos hablar hoy al respecto es, en realidad, una fotografía de dos o tres años hacia el pasado”, debido a la velocidad con que opera.

En relación con la presencia del PCC en Chile, señala que sin perjuicio de los antecedentes que maneja la Fiscalía Sur –que tiene una causa abierta desde hace un par de años–, así como la PDI y Carabineros, hay que tener en cuenta que, al igual como sucede con el Tren de Aragua, los presos brasileños suelen jactarse de ser miembros del PCC o del Comando Vermelho (la otra gran organización criminal penitenciaria de ese país), a fin de infundir temor entre los demás presos y evitar ser atacados por estos, por miedo a las represalias.

Sobre la posibilidad de una “sociedad” entre el PCC y el Tren de Aragua, Zeballos explica que existen también antecedentes que apuntan en ese sentido.

Desde el mundo político

Los diputados Jaime Araya (Ind-PPD) y Juan Manuel Fuenzalida, que integraron la comisión especial investigadora de crimen organizado en la llamada macrozona norte, son los primeros políticos que, hace ya más de un año, advirtieron acerca de la presencia del PCC en Chile. De hecho, como se recordará, fue en esa comisión donde se levantó un vendaval político cuando Araya les preguntó a dos representantes de la PDI sobre los antecedentes que poseían acerca de las maras salvadoreñas en Chile.

Al respecto, el diputado Araya explicó meses atrás a El Mostrador que existen varios datos que apuntan a la presencia del PCC no solo en Santiago, sino también en la zona norte del país, y añadió que se trata de una organización muy peligrosa y sofisticada en su actuar, que se ha convertido en uno de los principales grupos de narcotráfico del continente y que, además, se ha diversificado hacia distintos rubros.

Por su parte, Fuenzalida dijo a El Mostrador que “hace dos años le entregué información del Tren de Aragua al subsecretario Monsalve, le hemos entregado la información de cómo opera, luego le entregamos la información de la sociedad que podría existir entre el Tren de Aragua y el Primer Comando Capital, porque el Primer Comando Capital tiene la problemática del lenguaje o del idioma en el país y, por lo tanto, opera a través de sus socios, que ya ellos operan afuera en varias otras cosas, por ejemplo, con el tema minero en Venezuela, el tema del tráfico de armas, y hemos advertido de todas estas situaciones al subsecretario y también a la ministra Tohá”, pese a lo cual aseveró que “lamentablemente el Gobierno no tomó en consideración” dichos antecedentes.

Ayer, la diputada Camila Flores (RN) pidió que se oficie al Ministerio del Interior para “saber qué es lo que sabe el subsecretario Monsalve respecto a cómo está operando esta banda en el país, si es que efectivamente él tiene ya comprobada la información por parte del Gobierno de en qué regiones pudiese estar operando”, además de indicar que “he solicitado mediante oficio a la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, de la cual soy parte, para que podamos invitar al embajador de Brasil en Chile y pueda entregar información respecto de esta banda”.

Por su parte, el parlamentario de Evópoli Jorge Guzmán argumentó que “es el minuto para que el Presidente Boric ponga mano dura y termine con la posibilidad de estas organizaciones criminales de entrar al país. De una vez por todas tenemos que enfrentarlas. De lo contrario, en el futuro va a ser demasiado tarde”.

A su vez, el diputado Stephan Schubert (republicano) sostuvo que “lamentablemente se confirma que la banda de crimen organizado brasileña, PCC, ya se encuentra instalada en otro país. Chile se ha transformado de ser un país seguro, uno de los más seguros del mundo y Latinoamérica, a ser un lugar donde es propicio para la instalación de estas bandas de crimen internacional”.

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