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A un año de la anunciada venta de las Cascadas, nada se mueve del rancho de Julio Ponce El empresario sigue firme en el timón, aunque de manera indirecta

A un año de la anunciada venta de las Cascadas, nada se mueve del rancho de Julio Ponce

Enrique Elgueta
Por : Enrique Elgueta Periodista y consultor senior en Comsulting.
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En noviembre pasado, las sociedades Cascada anunciaron su intención de ceder el control de SQM. En ese entonces el controvertido empresario venía desligándose poco a poco de la minera, en medio de fuertes presiones financieras. Pero se prepagó parte de la deuda y hoy, con más holgura en sus bolsillos –gracias a títulos de la Cascada que han subido más de un 100% desde que se comunicara este potencial negocio–, el proceso se encuentra totalmente entrampado. No solo por el frente con Corfo o el suspenso de la SVS en cuanto a si las ofertas por Calichera ameritan OPA por SQM , sino porque el propio Ponce le habría puesto dificultades a la operación al insistir en quedarse con Potasios. Con su hermano a la cabeza de la compañía, el mercado dice que Ponce sigue manejándola indirectamente y es escéptico respecto a que suelte el timón.


Acto número 1: Julio Ponce deja en abril de 2015 la presidencia de SQM tras 28 años en el cargo. Acto número 2: Meses después, en septiembre, las llamadas “sociedades Cascada” –a través de las cuales el controvertido empresario controla dicha compañía– anunciaban que este renunciaba a sus directorios por “motivos personales”, siendo sucedido en menos de una semana por Rafael Guilisasti en un hecho bastante polémico. Acto número 3: hace un año, el 12 de noviembre, el propio Guilisasti le informaba al mercado su intención de vender Calichera, firma que participa directamente en SQM. ¿Cómo se llama la obra?: Ponce definitivamente deja la compañía.

Parecía lógico. A fines del año pasado la firma seguía siendo salpicada por el escándalo de las platas políticas y su relación con Corfo estaba rota, poniendo en jaque las pertenencias mineras que le arrienda a la Corporación y que constituyen el corazón del negocio de SQM, todos conflictos que se resolvían con el simple hecho de que Ponce dejara la firma. Sin embargo, la realidad parece ser muy distinta en la actualidad, pues su hermano es el actual presidente de SQM y el proceso de venta de las Cascadas está totalmente entrampado.

No es un secreto a voces que la venta de Calichera está atorada, sino un hecho que ratifica el propio entorno de Ponce. Razones hay varias, pero lo concreto es que en este minuto las mayores posibilidades de un desenlace apuntan a que Calichera –y, por tanto, el control de SQM– no se vendería. Un factor principal que explica esto es que el mismo empresario ha ido perdiendo interés al respecto, pues su situación financiera hoy es más holgada, en parte gracias a cómo se han beneficiado económicamente sus acciones desde el hecho esencial firmado por Guilisasti.

El bolsillo está a salvo

Previo al anuncio de la venta de Calichera, Ponce estaba buscando una fórmula para refinanciar pasivos, ya que las garantías de las deudas de la Cascada, consistentes en acciones de las mismas compañías, estaban en el límite de los ratios exigidos. Fue así como sondeó bancos de inversión locales para emitir bonos, pero el salvataje corrió por cuenta de Álvaro Saieh, entonces dueño de CorpBanca.

El crédito de Saieh fue crucial, pero no ha sido el único factor que ha beneficiado al bolsillo de Ponce. Antes de este préstamo, el ADR de SQM se cotizaba en torno a los US$14 y hoy lo hace en US$26,85. Previo al anuncio de la venta de Calichera, este papel también transaba en niveles más bajos que los actuales, rondando los US$19.

Las acciones de la cascada también han seguido esta tendencia. Calichera ha escalado un 58% desde el hecho esencial, ascendiendo desde los $360 a los $568. Oro Blanco ha subido más de un 107%, pasando desde los $2 a $4,15. Y Norte Grande se ha beneficiado con un avance de 87% cotizándose hoy en $3,55 versus los $1,9 que tenía al cierre del 12 de noviembre, jornada en la cual se comunicó la intención de venta.

Todas estas alzas han beneficiado de forma importante las finanzas de Ponce, quien ya no tiene presiones por vender, salvo el frente abierto con Corfo. En todo caso, la polémica operación con CorpBanca ya le había dado aire.

El banco realizó dos préstamos a Oro Blanco y Calichera por US$84,6 millones y US$70 millones, respectivamente, operación que le abrió un duro flanco ante la Superintendencia de Bancos, que la multó con US$30,6 millones por haber excedido el límite para créditos a una misma persona natural o jurídica, siendo esta la sanción más alta de la historia cursada por el regulador y que hoy se discute en tribunales. A pesar de que el préstamo fue a dos compañías en el papel, la Sbif vio en este grupo de empresas solo a un acreedor, considerando que no es un holding con distintos activos subyacentes, sino una Cascada cuya única locomotora es SQM.

A pesar de que Saieh se metió en un lío que posteriormente heredó Itaú, ese crédito le cayó como anillo al dedo a Ponce. Los términos y los efectos de dicho préstamo fueron detallados a la Superintendencia de Valores (SVS) por propia instrucción del organismo. Gracias a esta operación, Calichera tomó depósitos a plazo con CorpBanca por los mismos US$70 millones, a la espera de recomprar bonos que en 2007 había emitido en EE.UU. y que le permitirían liberar acciones de SQM-A que estaban prendadas, pudiendo además ahorrarse la diferencia del 7,75% de interés anual que generaban estos bonos versus el 5,85% del préstamo.

Hasta junio de este año había pagado poco menos de US$23 millones de estos bonos, teniendo en garantía acciones SQM-A por US$770 millones, equivalenteS a una relación de 3,38 veces la deuda, superando el nivel exigido (3 a 1).

Por otro lado, con el crédito de US$84,6 millones, Oro Blanco prepagó poco menos de US$13 millones que ya adeudaba a CorpBanca, pudiendo alzar casi 70 millones de acciones de Calichera A; Norte Grande también pudo alzar 47 millones de acciones de Oro Blanco gracias al mismo crédito.

Hoy las garantías de las deudas de la cascada no corren ni un peligro. Al primer semestre de este año, todas las referidas sociedades están en cumplimiento de lo exigido para sus distintas deudas, incluyendo las sociedades Nitratos y Potasios de Chile. De hecho, Oro Blanco sigue en proceso de alzamiento de acciones, ya que supera el ratio de 3 a 1.

Mercado incrédulo: Ponce no vende

La holgura financiera de Ponce es solo un factor que explica la poca urgencia de la venta por Calichera, pero a este se suma una serie de otros hechos que dificultan el negocio. Los mismos actores de la industria no creen en él.

Por un lado, la consulta que envió a la SVS un potencial interesado respecto a una eventual OPA por dicha compañía, aún no ha sido respondida por el regulador. Ante dicha incertidumbre difícilmente se podría concretar un negocio de estas características.

Un ejecutivo del mundo de las finanzas corporativas afirma: “Esta operación es muy complicada y da para pensar. Inicialmente se anuncia esta venta, pero luego a través de la prensa se aclara que no incluye el paquete de Potasios. Es decir, Ponce se va pero en rigor sigue, lo cual puede interpretarse como una forma de evitar una OPA. Creo que debería haber una oferta pública de acciones, porque lo que se vende representa la mayor parte de este pacto controlador con Kowa, no es como la situación que se vivió en CCU donde había una asociación de 50%”.

Los detalles del caso CCU, el cual data de 2003, se pueden leer en este vínculo.

Otro alto ejecutivo que se dedica a procesos de venta y compras de compañías, concuerda con que este en particular es muy complejo. “Ponce no está vendiendo una empresa, sino una parte de aguas arriba. Hay un pacto para trabajar en conjunto, lo que lo hace un activo bastante complejo de vender. Por tanto, que transcurra más de un año para vender Calichera no me extraña, aún más con el ruido que ha habido con Corfo. Creo que es muy difícil encontrar compradores. Quizás se aburrieron o desparecieron”, apunta.

En el mercado hablan de un concepto denominado deal fatigue (el cansancio del negocio). Después de un tiempo largo, las partes se cansan, se aburren. Eso podría estar ocurriendo. En general, la venta de una empresa toma entre 6 y 12 meses y aquí todavía hay mucha incertidumbre sobre la mesa que estaría alejando el interés de inversionistas.

Sin embargo, independientemente de la eventual existencia de una OPA o el flanco con Corfo, los factores que estarían torpedeando el deal también tienen su origen en el propio Ponce, considerando la forma en que estructuró la operación.

Es que lo que se vende es el poder de elegir tres de siete directores, no más que eso. Calichera y su filial Inversiones Global Mining poseen en conjunto el 37,6% de las acciones de la serie A de SQM, propiedad que permite elegir este número de directores. Sin embargo, Ponce no va a soltar Potasios de Chile, firma que, si bien se beneficiaría con la venta del 10% que ya tiene en Calichera, se mantendrá como dueña del 12,7% de SQM-A, pudiendo elegir un director. Es decir, busca una alianza para poder seguir gobernando la minera con mayoría en el directorio.

De esta manera, él mismo le estaría poniendo lomos de toro a una operación que, si bien en un origen lo tenía entrampado financieramente, hoy lo tiene holgado sin haber sacrificado ni una acción de la Cascada y con su propio hermano en la presidencia de SQM. En definitiva, nada ha salido de su rancho.

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