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Tras «invasión bolsonarista», la policía recupera el control del Congreso, Presidencia y Supremo de Brasil MUNDO Foto: Getty Images

Tras «invasión bolsonarista», la policía recupera el control del Congreso, Presidencia y Supremo de Brasil

Manifestantes bolsonaristas entraron este domingo en los edificios de los tres poderes del estado. El presidente Lula da Silva, que se encuentra de viaje oficial en Sao Paulo, decretó la intervención federal de Brasilia. El Presidente Gabriel Boric, dijo que Brasil tiene «su pleno respaldo frente a este cobarde y vil ataque a la democracia». «Estamos junto al pueblo brasileño para defender la democracia y no permitir #NuncaMás el regreso de los fantasmas golpistas que la derecha promueve», tuiteó, por su parte, el presidente argentino, Alberto Fernández. Desde Europa, el presidente francés, Emmanuel Macron, tuiteó en portugués que «la voluntad del pueblo brasileño y las instituciones democráticas deben ser respetadas» y dijo que Lula puede contar «con el apoyo incondicional de Francia». Lo mismo hizo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien dijo que la situación es «indignante».


Las fuerzas de seguridad recuperaron este domingo el control de las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema de Brasil, tras ser invadidos y vandalizados por cientos de seguidores radicales del exmandatario Jair Bolsonaro, en Brasilia.

Agentes antidisturbios dispersaron a los manifestantes denominados como golpistas con gases lacrimógenos y establecieron un perímetro alrededor de la plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran los edificios que albergan los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Según informaciones preliminares de la Policía, citada por medios locales, hasta el momento hay 150 detenidos.

El episodio vivido hoy en Brasilia recordó a la invasión del Capitolio de Estados Unidos ocurrida el 6 de enero de 2021 por parte de simpatizantes del expresidente Donald Trump, quien guarda una relación de amistad con Bolsonaro.

El exmandatario brasileño se encuentra actualmente en Estados Unidos, adonde viajó dos días antes de la investidura de Lula sin billete de vuelta.

Por el momento, no se ha pronunciado sobre los graves incidentes ocurridos este domingo en Brasilia.

Invasión bolsonarista

Seguidores del expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, invadieron este domingo áreas del Congreso Nacional y del Supremo Tribunal Federal en la capital del país, Brasilia.

Una parte intentó también accedió al Palacio del Planalto, sede del Ejecutivo brasileño.

Los partidarios de Bolsonaro piden una intervención militar y la renuncia de Luiz Inácio Lula da Silva, más conocido como Lula, quien derrotó a su rival de extrema derecha en las elecciones de octubre.

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El presidente anunció durante una rueda de prensa en Sao Paulo -donde se encuentra en viaje oficial- la intervención federal de Brasilia para «garantizar la seguridad pública» y dijo que lo sucedido este domingo «no tiene precedentes en la historia del país».

También ordenó el cierre del centro de la capital, incluida la avenida principal donde se encuentran los edificios administrativos y gubernamentales, durante 24 horas.

Calificó a los que estaban detrás del asalto al Congreso de «fascistas fanáticos» que representaban «todo lo que es abominable» en la política. Y dijo que quien lo hizo será «encontrado y castigado».

«Incluso vamos a averiguar quiénes son los financiadores de estos vándalos que fueron a Brasilia y todos pagarán con fuerza de ley por este gesto irresponsable, este gesto antidemocrático y este gesto de vándalos y fascistas», dijo el presidente.

Lula también arremetió contra la policía, condenando su falta de acción cuando la multitud se tornó violenta.

«La policía no hizo nada en absoluto. Simplemente dejaron entrar a los manifestantes», dijo.

«Hubo mala fe, mala voluntad. Los policías que participaron en esto no pueden quedar impunes».

El asalto a las sedes de los tres poderes

Los manifestantes, que se concentraron frente al Cuartel General del Ejército, se trasladaron a la avenida Esplanada, donde se encuentran los ministerios gubernamentales y varios monumentos nacionales.

Frente al Congreso, un pequeño grupo de policías trató de detener el avance de los manifestantes con gas pimienta, pero no tuvo éxito.

Decenasde manifestantesaccedieron a la rampa que da acceso al Congreso y al Palacio del Planalto -palacio presidencial- y a los alrededores del edificio del STF.

MAnifestantes en la rampa del Congreso de Brasil.

Getty Images

En las imágenes se ven ventanas rotas y manifestantes caminando tranquilamente dentro del edificio del Congreso. Algunos llegaron a la cámara del Senado, donde saltaron en los asientos.

Según el canal brasileño Globo TV, los tres edificios están ya bajo control de las fuerzas de seguridad y se reportaron decenas de detenidos.

Muchos hacen comparaciones con el asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021 por parte de los partidarios de Donald Trump, un aliado de Bolsonaro.

Policía repeliendo a manifestantes con gas pimienta.

Getty Images

Manifestantes bolsonaristas enfrentándose a la policía en Brasilia.

Reuters

Al ser domingo, el Congreso estaba vacío. Solo los empleados responsables de los servicios esenciales estaban presentes en el momento de la invasión.

Las dramáticas escenas se produjeron una semana después de la toma de posesión del izquierdista Lula.

En su discurso de inauguración, el flamante mandatario prometió reconstruir el país de entre «terribles ruinas». Criticó también duramente las políticas de su predecesor, quien fue a Estados Unidos y evitó estar presente en la ceremonia de cambio de mandato.

Bolsonaro defendió en varias ocasiones la brutal dictadura militar que gobernó el país durante más de 20 años.

Muchos de sus seguidores crearon campamentos en ciudades de todo Brasil, algunos fuera de los cuarteles militares, demandando que los militares intervengan.

Parecía que su movimiento había sido frenado por la toma de posesión de Lula: los campamentos en Brasilia habían sido desmantelados y no hubo altercados el día que prestó juramento.

Pero las escenas del domingo muestran que esas predicciones fueron prematuras.

Reacciones de condena

El presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, comunicó en Twitter que estaba en contacto con el gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha.

«El gobernador me informó que está concentrando los esfuerzos de todo el aparato policial para controlar la situación», afirmó.

«Repudio con vehemencia estos actos antidemocráticos, que deben someterse con urgencia al rigor de la ley», dijo Pacheco.

«Este absurdo intento de imponer la voluntad por la fuerza no prevalecerá. El gobierno del Distrito Federal afirma que habrá refuerzos. Y las fuerzas que tenemos están actuando», dijo por otra parte el ministro de Justicia, Flavio Dino, también en Twitter.

Mandatarios de América Latina y de otras partes también se sumaron a las condenas de lo sucedido en Brasilia.

«Reprobable y antidemocrático el intento golpista de los conservadores de Brasil azuzados por la cúpula del poder oligárquico, sus voceros y fanáticos. Lula no está solo, cuenta con el apoyo de las fuerzas progresistas de su país, de México, del continente americano y del mundo», tuiteó el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

El Presidente Gabriel Boric, dijo que Brasil tiene «su pleno respaldo frente a este cobarde y vil ataque a la democracia».

«Estamos junto al pueblo brasileño para defender la democracia y no permitir #NuncaMás el regreso de los fantasmas golpistas que la derecha promueve», tuiteó, por su parte, el presidente argentino, Alberto Fernández.

«Las derechas no han podido mantener el pacto de la no violencia», tuiteó, por su parte, el presidente colombiano, Gustavo Petro, afirmando que «el fascismo ha decidido dar un golpe».

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, también quiso expresar su apoyo a Lula y condenó «rotundamente el asalto al Congreso de Brasil y hacemos un llamamiento al inmediato retorno a la normalidad democrática».

El presidente francés, Emmanuel Macron, tuiteó en portugués que «la voluntad del pueblo brasileño y las instituciones democráticas deben ser respetadas» y dijo que Lula puede contar «con el apoyo incondicional de Francia».

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que la situación en Brasil es «indignante». El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, dijo que Estados Unidos condena cualquier esfuerzo por socavar la democracia en Brasil.

«El presidente Biden está siguiendo de cerca la situación y nuestro apoyo a las instituciones democráticas de Brasil es inquebrantable. La democracia de Brasil no se verá sacudida por la violencia», afirmó Sullivan en Twitter.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo en Twitter que Estados Unidos se unía a Lula en su llamamiento al fin inmediato de los ataques.

La violencia trajo a la memoria la invasión del Capitolio de Estados Unidos hace dos años por partidarios del expresidente Donald Trump.

«Condeno este indignante asalto a los edificios del Gobierno de #Brasil incitado por el temerario desprecio del demagogo Bolsonaro por los principios democráticos», dijo en Twitter el senador estadounidense Bob Menéndez, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.

«Se trata de algo más que la derrota de Bolsonaro»

Análisis de Katy Watson, corresponsal de la BBC en Sao paulo

Es importante señalar que no se trata solo de la derrota de Jair Bolsonaro, es más que eso.

Muchos de sus seguidores con los que he hablado en los últimos meses han dicho que él es menos relevante de lo que era.

Lo que los manifestantes de línea dura quieren más que nada es que Lula regrese a prisión, no al palacio presidencial.

Es su miedo al comunismo y la visión errónea de que Lula es un comunista lo que está alimentando su ira más que nada.

Jair Bolsonaro fue el vehículo de esa ira: fue la persona que desplazó a Lula.

Pero ha estado muy callado desde que perdió (incluso voló a Florida para evitar la toma de posesión), e incluso él no ha sido tan duro como quienes lo respaldan.

Algunos argumentan que Bolsonaro es irrelevante: solo el ejército puede salvar a Brasil.

Este es un país donde el gobierno militar todavía es muy aceptable entre una parte considerable de la población.

Entonces, si bien en muchos sentidos está sacado directamente del manual de estrategia de Trump, hay profundas raíces brasileñas en todo esto y una vuelta al miedo al comunismo durante la Guerra Fría.

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