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Fuente: NASA.
La erupción se registró desde el lado oscuro del sol, golpeando a Mercurio y generando sorprendentes auroras.
Se registró un episodio sorprendente con una nueva erupción en el sol, con una gigantesca ola de radiación 40 veces más ancha que la Tierra chocó con Mercurio, provocando impresionantes auroras.
Según datos científicos del Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA, esta erupción se fue el 9 de marzo y chocó un día después con Mercurio. Los radares de la agencia espacial detectaron el filamento de plasma extremadamente caliente saliendo del lado oculto de la estrella.
La ola de radiación abarcó unos 500.000 kilómetros y fue creciendo a medida que avanzaba hacia Mercurio. El Sol, no solo liberó plasma hacia el sistema planetario, sino que también desprendió de una gran cantidad de masa coronal, conocida por sus siglas en inglés como CME.
¿Qué pasaría si una erupción solar de esta magnitud cochara con la Tierra?
Una de las primeras consecuencias que tendría tal evento serían apagones masivos, ya que, la radiación provocaría desperfectos en los transformadores eléctricos. También se registrarían interrupciones en las comunicaciones, porque las señales de radio y GPS serían afectadas dificultando la comunicación y el transporte.
Otra de las consecuencias serían daños a los satélites. La CME podría dañar o destruir satélites en órbita, lo que afectaría a las comunicaciones, la navegación y la meteorología.
El hecho de que haya salido del lado oculto del Sol hace que Mercurio reciba el impacto y no la Tierra. La cercanía de este mundo con la estrella masiva los transforma en uno de los escudos que tenemos para protegernos de estas reacciones violentas de nuestro motor de energía diaria.
La tormenta solar se tradujo en un espectáculo de rayos X para los radares de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida por su sigla en inglés NASA, que activaron sus observatorios para investigar los elementos que se desprenden del Sol.
